Lima, octubre de 2025.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una nueva fase en su estrategia contra el narcotráfico internacional: la autorización de operaciones encubiertas de la CIA en territorio venezolano y la posibilidad de iniciar acciones por tierra contra los carteles que operan en el país caribeño. La decisión marca una escalada significativa en la política estadounidense hacia Venezuela, bajo el argumento de frenar el flujo de drogas que, según Washington, proviene del régimen de Nicolás Maduro.
Durante una conferencia en la Casa Blanca, Trump afirmó que las medidas marítimas implementadas en el Caribe “ya no son suficientes” y que su administración “está observando el terreno” para complementar las operaciones navales. Este cambio de enfoque, de corte militar y de inteligencia, busca ampliar el alcance de la llamada “guerra contra los cárteles”, que el mandatario ha presentado como una prioridad de seguridad nacional.
Fuentes cercanas a la administración confirmaron que el presidente firmó un documento clasificado que autoriza a la CIA a ejecutar acciones letales y operaciones secretas en Venezuela, supuestamente dirigidas contra estructuras criminales vinculadas al narcotráfico. Esta orden presidencial, conocida como presidential finding, habilita a la agencia de inteligencia a actuar sin necesidad de una declaración pública de guerra, aunque con la obligación de informar al Congreso en sesiones privadas.
El anuncio ha generado una ola de críticas y advertencias sobre los riesgos diplomáticos y legales que implica intervenir en territorio extranjero. Expertos en derecho internacional advierten que la iniciativa podría vulnerar principios de soberanía y abrir un nuevo frente de conflicto en América Latina, región donde Washington mantiene tensiones históricas por su papel en operaciones encubiertas del pasado.
Por su parte, el gobierno de Nicolás Maduro calificó la medida como un acto de “agresión imperialista” y acusó a Estados Unidos de intentar desestabilizar su administración bajo el pretexto del combate al narcotráfico. El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, señaló que el país “no permitirá incursiones” y que las fuerzas armadas están en “alerta máxima” ante cualquier intento de ingreso no autorizado al territorio nacional.
A nivel interno, la Casa Blanca defiende la decisión como un esfuerzo por desmantelar redes criminales que —según informes oficiales— operan desde Venezuela hacia el Caribe y Centroamérica. Entre los grupos señalados se encuentra el Tren de Aragua, recientemente incluido en la lista de organizaciones terroristas, así como el Cártel de los Soles, al que Washington vincula con altos mandos del gobierno venezolano.
Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y analistas regionales advierten que estas acciones podrían derivar en operaciones extrajudiciales sin control ni rendición de cuentas, generando víctimas civiles y agravando la crisis política y humanitaria venezolana. Además, alertan que el uso de fuerzas encubiertas podría incrementar la tensión entre ambos países y comprometer la estabilidad del continente.
Con este nuevo capítulo, la administración Trump busca proyectar fuerza frente al narcotráfico, pero también enfrenta cuestionamientos sobre los límites de la legalidad internacional y el impacto que una ofensiva de esta magnitud podría tener en la región. Lo que está en juego ya no es solo la lucha antidrogas, sino la redefinición del equilibrio de poder entre Washington y Caracas.
Con información de CNN en Español y Euronews.