Lima, octubre de 2025.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó un contundente mensaje al grupo islamista Hamás, exigiendo su desarme total como condición para avanzar con el acuerdo sobre Gaza. El mandatario advirtió que, si la organización no cumple voluntariamente, será desarmada por la fuerza, en lo que calificó como un paso “rápido y quizá violento”.
El ultimátum llega en medio de la compleja implementación del acuerdo alcanzado días atrás entre Israel y Hamás, que contempla la liberación de rehenes israelíes a cambio de prisioneros palestinos y el cese temporal de hostilidades en la Franja de Gaza. Aunque el pacto fue celebrado como un avance histórico, las tensiones no han cesado: hasta el momento solo se han entregado los cuerpos de cuatro rehenes fallecidos, mientras continúan las negociaciones para la devolución de los restantes.
Trump, desde la Casa Blanca, insistió en que el cumplimiento de este punto es clave para la continuidad del proceso. “Los muertos no han sido devueltos, como se prometió. Si no se cumple, no habrá más diálogo”, afirmó. El presidente también señaló que Washington transmitió su mensaje a Hamás a través de intermediarios y que el grupo habría aceptado discutir los términos de un eventual desarme.
Sin embargo, no se han precisado detalles sobre cómo se ejecutaría esa medida ni qué tipo de supervisión internacional estaría prevista. En paralelo, Israel redujo el paso de ayuda humanitaria hacia Gaza y mantuvo cerrado el cruce de Rafah, en respuesta a lo que considera incumplimientos por parte de Hamás.
El plan de paz impulsado por la administración Trump incluye, además del desarme, la conformación de una autoridad transitoria en Gaza y la creación de una fuerza internacional encargada de garantizar la estabilidad. Se trata de un esquema ambicioso que busca reestructurar la gobernanza del enclave y evitar un resurgimiento del poder militar de Hamás, pero que enfrenta dudas sobre su viabilidad práctica.
Diversos analistas han advertido que el desarme total del grupo islamista sería una tarea extremadamente compleja. A pesar de su debilitamiento tras meses de conflicto, Hamás mantiene control territorial y capacidad operativa, y ha intensificado las medidas contra facciones rivales acusadas de saqueos o colaboración con Israel. Informes locales también han denunciado ejecuciones sumarias en ese contexto, lo que refleja la fragilidad del orden interno.
El anuncio de Trump generó reacciones mixtas entre los mediadores regionales. Egipto, uno de los principales facilitadores del acuerdo, consideró que la exigencia estadounidense debe manejarse con cautela para no poner en riesgo la tregua alcanzada. Otros países árabes han insistido en que cualquier paso hacia el desarme debe ser acompañado por garantías de reconstrucción y seguridad para la población civil.
La Casa Blanca, por su parte, defendió la postura del presidente, subrayando que la estabilidad en Gaza no será posible mientras Hamás conserve poder militar. La llamada “fase dos” del plan de paz —que Trump declaró “inmediata”— dependerá de que se cumplan todas las condiciones acordadas, incluida la devolución de los cuerpos de los rehenes y la entrega de las armas restantes.
Si Hamás no cumple, la posibilidad de una intervención directa o una acción coercitiva internacional no está descartada. Con ello, el futuro del acuerdo y de la paz en Medio Oriente vuelve a situarse en una encrucijada, marcada por la tensión entre la diplomacia y la amenaza del uso de la fuerza.
Con información de Fox News, Infobae, Reuters y agencias internacionales.