Lima, octubre de 2025.- El príncipe Andrés, duque de York e hijo de la fallecida reina Isabel II, anunció su renuncia definitiva al uso de sus títulos reales y patronazgos militares, tras el resurgimiento de acusaciones relacionadas con el caso del empresario estadounidense Jeffrey Epstein. La medida fue confirmada por el Palacio de Buckingham, que informó que el duque no volverá a desempeñar funciones públicas en representación de la familia real.
La decisión llega después de años de controversia que dañaron gravemente la imagen de la monarquía británica. Desde 2019, Andrés había sido apartado de sus funciones oficiales luego de la entrevista concedida a la BBC, en la que negó haber tenido contacto con menores de edad y minimizó su relación con Epstein, condenado por tráfico sexual de personas. La intervención fue ampliamente criticada por la opinión pública británica y marcó el inicio de su aislamiento institucional.
Además, en 2022 el duque alcanzó un acuerdo extrajudicial con Virginia Giuffre, una de las víctimas del caso, quien lo acusó de agresión sexual cuando era menor. Aunque Andrés insistió en su inocencia, el acuerdo selló su salida definitiva de la vida pública. Con ello, la monarquía intentó cerrar una etapa que representaba un riesgo para su reputación, especialmente tras la coronación del rey Carlos III.
Por otro lado, fuentes cercanas al Palacio señalaron que la decisión fue coordinada directamente con el soberano, en un esfuerzo por evitar que la presión mediática se intensificara. Así, el duque conservará su título nobiliario por nacimiento, pero no podrá utilizarlo oficialmente ni participar en actos públicos. También dejará de recibir fondos del presupuesto real, aunque mantendrá su residencia en Royal Lodge, dentro del recinto de Windsor.
La noticia ha generado reacciones divididas en el Reino Unido. Algunos sectores consideran que la renuncia era necesaria para preservar la credibilidad de la institución, mientras otros sostienen que llega demasiado tarde. En los medios británicos, el caso ha reavivado el debate sobre la transparencia y la rendición de cuentas dentro de la Casa Real, en un contexto donde la opinión pública exige estándares éticos más altos a sus figuras públicas.
El escándalo no solo afecta al príncipe Andrés, sino también a la percepción global de la monarquía. En los últimos años, la familia real ha intentado modernizar su imagen y conectar con nuevas generaciones, pero episodios como este muestran los desafíos de mantener la confianza ciudadana. Además, la sombra del caso Epstein sigue extendiéndose sobre personajes influyentes que fueron parte de su círculo social.
Así, la renuncia del duque de York marca el final de un capítulo incómodo para la realeza británica, pero también abre preguntas sobre el futuro de la institución y su capacidad de reinventarse frente a los escándalos. Con ello, la familia real busca dejar atrás una de las crisis más graves de su historia reciente y avanzar hacia un modelo más responsable y cercano a la ciudadanía.
Con información de Ecuavisa, Yahoo Noticias y EcoTV Panamá.