Lima, octubre de 2025.- Las tensiones entre Afganistán y Pakistán han escalado en los últimos días, desencadenando enfrentamientos mortales en su frontera común. A pesar de un alto el fuego temporal, la situación sigue siendo volátil y podría tener repercusiones significativas para la región.
Origen del conflicto
El conflicto reciente comenzó el 9 de octubre, cuando Pakistán lanzó una serie de ataques aéreos en varias provincias afganas, incluyendo Kabul, Khost y Jalalabad, con el objetivo declarado de eliminar a combatientes del Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), un grupo insurgente que opera en la región. El líder del TTP, Noor Wali Mehsud, fue uno de los principales objetivos de estos ataques. Sin embargo, el TTP negó su muerte y afirmó que Mehsud seguía vivo.
En respuesta, el gobierno talibán afgano lanzó un ataque coordinado contra múltiples puestos militares pakistaníes a lo largo de la frontera, capturando varios de ellos y causando bajas significativas. Pakistán reportó la muerte de 23 de sus soldados y la destrucción de varios vehículos blindados, mientras que Afganistán afirmó haber matado a 58 soldados pakistaníes y capturado 25 puestos fronterizos.
Intensificación de los enfrentamientos
La violencia continuó escalando con enfrentamientos en áreas como Kurram, en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, donde ambos bandos intercambiaron fuego pesado. Pakistán acusó a las fuerzas afganas de abrir fuego «sin provocación», mientras que Afganistán denunció ataques aéreos pakistaníes en áreas civiles, incluyendo la capital Kabul, que resultaron en la muerte de al menos 15 civiles.
Además, se reportaron ataques aéreos pakistaníes en la provincia de Kandahar, que causaron múltiples víctimas y daños materiales. Estos ataques fueron seguidos de represalias por parte de las fuerzas talibanes, que destruyeron varios tanques y puestos de control pakistaníes en la región de Khost.
Alto el fuego temporal
Ante la creciente preocupación internacional, Pakistán y Afganistán acordaron un alto el fuego temporal de 48 horas que comenzó el 15 de octubre. Ambos países afirmaron que la iniciativa fue solicitada por la otra parte, aunque las versiones difieren sobre quién lo propuso inicialmente. El portavoz talibán afgano, Zabihullah Mujahid, indicó que las fuerzas afganas respetarían el alto el fuego, salvo provocaciones. Sin embargo, los enfrentamientos no cesaron por completo, y se registraron nuevos choques en áreas como Kurram, donde las fuerzas afganas atacaron puestos pakistaníes, causando daños significativos.
Consecuencias y perspectivas
Este conflicto marca una intensificación significativa de las tensiones entre Afganistán y Pakistán, países que comparten una larga y disputada frontera conocida como la Línea Durand. Las acusaciones mutuas de albergar grupos insurgentes, como el TTP, han sido una fuente constante de fricción. Además, la presencia de refugiados afganos en Pakistán y las políticas migratorias han añadido complejidad a la relación bilateral.
La comunidad internacional, incluidos actores clave como Arabia Saudita y Qatar, ha instado a ambas naciones a buscar una solución pacífica y duradera. Sin embargo, la desconfianza mutua y la falta de mecanismos de diálogo efectivos dificultan la resolución del conflicto. Mientras tanto, la situación en la frontera sigue siendo tensa, con civiles atrapados en medio de los enfrentamientos y desplazamientos forzados en las zonas afectadas.
Con información de Reuters, Al Jazeera, AP y Radio Free Europe/Radio Liberty.