Lima, octubre de 2025.- Bolivia vive hoy una jornada política decisiva: por primera vez en su historia constitucional, se celebra una segunda vuelta presidencial que podría marcar el fin del ciclo de gobiernos de izquierda que ha dominado el país durante más de dos décadas. El duelo electoral enfrenta al centroderechista Rodrigo Paz y al conservador Jorge “Tuto” Quiroga, en un escenario de crisis económica, polarización social y desgaste del modelo socialista boliviano.
Un viraje histórico en la hoja de ruta boliviana
La elección del 19 de octubre no es una disputa más. Supone el cierre simbólico de la era del Movimiento al Socialismo, partido que emergió bajo el liderazgo de Evo Morales y que desde 2005 hasta ahora ha marcado la identidad política del país. Su hegemonía, que sobrevivió incluso a turbulencias institucionales y sociales, hoy aparece cuestionada ante el deterioro económico, las divisiones internas y la pérdida de apoyo popular.
En las elecciones de agosto, ningún candidato obtuvo el 50 % exigido para proclamarse presidente. Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), lideró ese primer tramo electoral con poco más del 32 % de los votos, mientras que Quiroga alcanzó cerca del 26,7 %. Así, el país llegó al balotaje en medio de una mezcla de expectativa y tensión.
La magnitud del cambio es tal que diversos analistas interpretan este proceso como “el fin del modelo de izquierda” en Bolivia, en el cual el Estado tuvo protagonismo central en la economía, con políticas extractivas, nacionalizaciones y subsidios como pilares del discurso oficial. Hoy, ambos candidatos proponen un giro hacia reformas de mercado, reducción del gasto público y captación de divisas externas.
Desgaste económico y grietas internas
Las décadas de dominio político de la izquierda boliviana no han estado exentas de críticas. El país afronta una seria crisis macroeconómica: inflación superior al 20 %, escasez de dólares, desabastecimiento de combustibles y una caída pronunciada en la producción de gas, uno de los pilares de la economía nacional. El descontento social se ha extendido incluso a los distritos más empobrecidos, donde muchos cuestionan que el modelo socialista haya mejorado realmente sus condiciones de vida.
Pero no solo ha sido la economía: el oficialismo también ha estado marcado por profundas divisiones internas. Evo Morales, proscrito políticamente para estas elecciones, pronunció en agosto un llamado al voto nulo, fracturando el respaldo tradicional y debilitando su propia corriente política. Además, el actual presidente, Luis Arce, optó por no postularse, lo que dejó al bloque sin un candidato fuerte capaz de capitalizar la continuidad. En última instancia, la izquierda obtuvo un resultado marginal en los sondeos, con apenas un 3 % del apoyo electoral, reflejando su pérdida de poder y legitimidad.
Frente a esta coyuntura, ha emergido un electorado desencantado, dispuesto a apelar al cambio, incluso si esto implica dejar atrás dos décadas de símbolo y narrativa socialista.
Quiroga vs. Paz: dos opciones para encarar la emergencia
Aunque ambos candidatos giran hacia el centro o la derecha económica, difieren en la velocidad y profundidad del ajuste:
- Jorge “Tuto” Quiroga propone una “terapia de shock” con financiamiento externo inmediato, acuerdos con el FMI, reordenamiento de deuda y apertura del mercado. También plantea reformas legales en sectores estratégicos como hidrocarburos y litio, así como una relación más próxima con Occidente.
- Rodrigo Paz, aunque también crítico del modelo anterior, adopta una posición más gradual. Aboga por ajustes internos antes que apoyos externos inmediatos; propone descentralización, reducción de gastos públicos innecesarios y auditorías al aparato estatal. En su cierre de campaña, incluso advirtió que buscaría responsabilidades políticas por la crisis energética y fiscal.
Para los analistas, la clave del balotaje estará en quién consiga atraer el voto nulo o indeciso de regiones históricamente aliadas al antiguo oficialismo, como Cochabamba. Además, el nuevo Congreso será crucial: ningún candidato ingresará con mayoría legislativa, lo que exigirá pactos e innovación política para gobernar.
Hacia un nuevo capítulo para Bolivia
Si Paz o Quiroga logran imponerse hoy, Bolivia no solo cambiará de presidente, sino que podría inaugurar una nueva hoja de ruta política. Sería el colofón simbólico al fin del dominio izquierdista, del relato estatalista y de promesas que, para muchos sectores vulnerables, no se tradujeron en bienestar tangible.
Sin embargo, el nuevo gobierno heredará una nación en emergencia, con urgencias sociales que pondrán a prueba su capacidad de respuesta en los primeros meses. Se enfrenta, además, al desafío de recomponer pactos, legitimar decisiones impopulares y reconciliar una sociedad polarizada.
En definitiva, la elección de hoy no solo definirá quién toma las riendas del Estado boliviano; puede marcar el final simbólico de la larga era socialista y el inicio de otra etapa, aún por escribirse.
Con información de Infobae, CNN en Español y DW.