Turrón de Doña Pepa impulsa crecimiento del mercado en octubre

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Lima, octubre de 2025.- El turrón de Doña Pepa vuelve a posicionarse como el dulce favorito durante el Mes Morado. El mercado proyecta este año más de 8 millones de kilos vendidos, con nuevas propuestas que amplían la oferta y atraen a consumidores que buscan sabores innovadores y opciones más saludables.

Esta preparación tradicional, asociada a la devoción por el Señor de los Milagros y a la cultura limeña, mantiene una vigencia histórica que perdura en las familias peruanas. Su consumo se fortalece cada octubre, generando un impacto económico significativo para panaderías, pastelerías y productores artesanales.

Un dulce con historia y fe

El origen del turrón de Doña Pepa se remonta a la época colonial. Según la tradición, Josefa Marmanillo, una esclava afroperuana, sufrió una enfermedad que le impidió movilizarse. Impulsada por la fe, prometió seguir la procesión del Cristo Moreno de rodillas. Durante el recorrido experimentó una recuperación milagrosa y, en agradecimiento, preparó un dulce especial cuya receta habría recibido en un sueño. Ese postre devocional se convirtió con el tiempo en el turrón de Doña Pepa.

Esta herencia culinaria se sostiene con fuerza en la memoria colectiva. “El turrón de Doña Pepa despierta emoción y nostalgia porque conecta con nuestras raíces y celebraciones. En Puratos observamos un crecimiento sostenido en el consumo, acompañado de una evolución en las preferencias. Hoy el consumidor busca no solo el sabor clásico, sino también nuevas versiones con ingredientes innovadores”, afirmó Karla Macedo, gerente de marketing de Puratos.

Un mercado en expansión

El sector panadero y repostero vive en octubre una de sus campañas más importantes del año. La Asociación Peruana de Empresarios de la Panadería y Pastelería (ASPAN) proyecta que la temporada 2025 registrará un crecimiento aproximado del 7 % respecto a 2024, lo que permitiría alcanzar los mencionados 8 millones de kilos vendidos. El resultado confirmaría la capacidad del turrón para renovarse sin perder su esencia.

Además de impulsar las ventas en locales físicos, la demanda también se ha trasladado al comercio electrónico y a las entregas por delivery, favoreciendo la llegada del producto a consumidores que buscan comodidad y mayor variedad.

Diversidad en sabores y formatos

El turrón tradicional conserva su estructura de masa aromatizada con anís, unida con miel y decorada con grageas de colores. Sin embargo, la innovación continúa ampliando el abanico de opciones. Actualmente destacan versiones rellenas con manjar blanco, chocolate, frutos secos, lúcuma o maracuyá, que incorporan nuevas texturas y propuestas más audaces.

Los formatos también se han diversificado. Existen mini turrones, versiones cuchareables, presentaciones individuales y opciones premium para regalo. El mercado incorpora además productos sin azúcar o reducidos en calorías, dirigidos a consumidores con necesidades específicas o mayor preocupación por la salud.

La creatividad también se refleja en las pastelerías artesanales, donde algunas marcas han desarrollado coberturas de chocolate bitter, glaseados finos y decoraciones estilizadas, manteniendo la esencia del dulce mientras se adapta a tendencias actuales de consumo.

Una tradición que evoluciona

Más de tres siglos después de su creación, el turrón de Doña Pepa continúa siendo sinónimo de fe, familia y sabor peruano. Su presencia es protagonista en octubre, aunque cada vez más negocios promueven su venta durante todo el año, consolidándolo como un postre versátil que logra conquistar nuevas generaciones.

El vínculo emocional que genera el producto, sumado a la innovación e inversión del sector gastronómico, proyecta un futuro positivo para esta tradición. El turrón de Doña Pepa no solo mantiene su arraigo histórico, sino que se reinventa sin perder la identidad que lo convierte en uno de los íconos de la gastronomía nacional.

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