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Señales de alerta: ¿Cómo identificar estructuras en riesgo tras incendios?

Los incendios representan una de las amenazas más devastadoras para las edificaciones, poniendo en riesgo tanto la seguridad de sus ocupantes como la propia integridad de los inmuebles. Un incendio consume lo que encuentra a su paso, pero también puede debilitar estructuras comprometiendo seriamente la estabilidad y resistencia de la construcción, como lo sucedido en el incendio del Cercado Lima que dejó más de 100 personas damnificadas.

Entonces, ¿cómo identificar qué edificaciones representan un riesgo para la seguridad pública tras el embate de un incendio? Determinar a tiempo si los daños son subsanables o si el inmueble queda inhabitable es clave para evitar tragedias mayores.

“Esta evaluación debe ser realizada por profesionales debidamente capacitados en diseño y patología estructurales. Sin embargo, se puede mencionar, a modo de exposición, algunos signos visibles que denotarían que una estructura ha perdido capacidad portante y por lo tanto no es segura para ser habitada o utilizada”, explica el Ing. civil, Enrique Montesinos Muñoz, docente emblemático de la carrera de Ingeniería Civil de la Universidad Norbert Wiener.

Ante ello, el profesional brinda algunas señales de alerta para identificar si una estructura ya no es segura para ser habitada:

  • En estructuras metálicas: Una señal de alerta es la presencia de deformaciones causadas por las altas temperaturas: deflexiones, pandeos o pérdida de verticalidad, en el caso de columnas; o de horizontalidad en el caso de vigas o voladizos. El metal se expande o se dilata al ser sometido a altas temperaturas y al enfriarse se generan tensiones residuales en los elementos estructurales para las cuales no fueron diseñados. Estas tensiones generan sobrecargas en los anclajes y/o elementos de conexión como pernos o soldaduras. Por último, otro signo visible es la presencia de grietas en los elementos estructurales causadas por las deformaciones.
  • En estructuras de concreto armado: Los principales signos visibles incluyen deflexiones o hundimientos en losas de concreto o techos de viguetas y ladrillo. Del mismo modo, la presencia de rajaduras o grietas en elementos estructurales como vigas, columnas o placas.  Además, el acero, al dilatarse por acción del fuego, hace que el concreto que lo rodea se quiebre, se agriete o se desprenda generándose una reducción significativa de la resistencia de trabajo o capacidad portante para el cual fue diseñado el elemento de concreto armado.
  • En estructuras de madera o quincha: En este caso, el daño es catastrófico e irreparable puesto que un incendio las destruye con mucha rapidez. En el caso de la quincha (tabiques de barro que recubren un armazón de caña o carrizo), el agua con la que se mitiga un incendio daña irreversiblemente el barro y el fuego quema su armazón de caña. De esta manera, lo que quede en pie luego de un incendio debe ser demolido.

En conclusión, tras un incendio se deben considerar varios factores: la intensidad del fuego, el tiempo de exposición, las zonas estructurales afectadas y el método utilizado para extinguir las llamas. Por ejemplo, el uso de agua genera cambios bruscos de temperatura lo cual puede causar grietas en el concreto, reduciendo su capacidad portante.

“Por otro lado, el Reglamento Nacional de Edificaciones, establece que los propietarios están obligados a conservar la edificación en buenas condiciones de seguridad e higiene, no destinarla a usos distintos a los permitidos y no realizar modificaciones sin la licencia correspondiente. La prevención y el cumplimiento de la normativa pueden evitar emergencias como la ocurrida en el Cercado de Lima”, añade el ingeniero civil y docente de la Universidad Norbert Wiener.