Salud

¿Por qué la suma de esfuerzos entre el sector público y privado es clave para el futuro de la sanidad?

Muchas compañías tienen historias grandiosas para contar, pero son contadas con los dedos aquellas que durante una desgracia mundial como la pandemia por COVID-19, pudieron ser ejemplo de resiliencia y de excelente coordinación con entidades públicas y privadas en favor de las personas. Ese es el caso de Auna, ecosistema líder en salud de Latinoamérica, con más de 12.000 colaboradores, que cuenta con una red de clínicas y centros médicos en Perú, Colombia y México.

En dicha región, el control de los casos por COVID-19 fue variopinto y cada país trazó una propia estrategia de prevención y contención, que en algunos incluyó hasta inmovilizaciones totales durante semanas lo que afectó a negocios y la gran masa empleadora. Por otro lado, también hubo aquellos que priorizaron la economía sobre los contagiados, dado que su capacidad en el sistema público les permitía un manejo más flexible.

“Superando el millón de afiliados y pacientes, Auna trabajó de la mano con autoridades en Perú y Colombia, lugares donde la marca tiene operaciones, buscando generar impactos positivos en la salud de las comunidades de dichos países.”, menciona Juan Luis Carpio, gerente de Crisis y Riesgos de LLYC Perú. Es así que en el caso del primer país señalado, Auna realizó una importante estrategia de acción:

Generó una landing page con información actualizada de las ventajas de la vacunación y el status actual de cada laboratorio en el mundo que desarrollaba una alternativa de dosis. Todo ello con el propósito de llevar información científica con los más altos estándares a la población. Y llegado el momento, se puso a disposición del Ministerio de Salud peruano para implementar centros de vacunación a nivel nacional, teniendo vacunatorios en Lima, Arequipa, Piura y Trujillo. Con el propósito de vacunar a la mayor cantidad de gente en el menor tiempo posible, gracias al esfuerzo del personal médico y de voluntarios, se logró vacunar a más de 300 000 personas.

En Colombia, en cambio, el Estado manejó directamente las coberturas de atención y el proceso de vacunación. Sin embargo, Auna se sumó al esfuerzo nacional, a través de su fundación Auna IDEAS, desarrollando, con otras instituciones, un pasaporte digital de vacunación del país: Vitalpass, que luego fue donado para ser usado como el pasaporte de vacunación oficial.

Desarrollado con tecnología blockchain, Vitalpass fue una solución innovadora dado que no había visto la luz un proyecto como este en toda la región. Gracias a sus características, ofrecía a la población colombiana máxima seguridad de sus datos y un control adecuado para las autoridades sobre el avance de la vacunación en primeras, segundas y terceras dosis. Además, un seguimiento a las personas de la misma nacionalidad que se vacunaron en el exterior.

Los resultados de ambas intervenciones fueron notables y contribuyeron significativamente a fortalecer el impacto  en la salud de las personas. Sobre todo, demostraron que con el expertise médico y la voluntad de colaboración con entidades gubernamentales, es posible lograr grandes avances en beneficio de la comunidad.

“El futuro es la colaboración, y con ella, podemos transformar la salud de nuestras comunidades y construir un mundo más saludable y equitativo para todos. Si bien la implementación exitosa de las Asociaciones Público-Privadas no está exenta de desafíos, el compromiso mutuo y la alineación de intereses pueden abrir la puerta a soluciones innovadoras y sostenibles en el ámbito de la salud.”, agrega Ana Lluch, coordinadora de Healthcare de LLYC Américas. Al unir fuerzas y trabajar juntos, los sectores público y privado pueden contribuir significativamente a la construcción de un futuro más saludable y equitativo para todos.