Lima, diciembre de 2025.- Los cambios bruscos de temperatura y las variaciones propias de cada estación incrementan la aparición de enfermedades respiratorias, afecciones que pueden presentarse en cualquier momento del año y afectar a personas de todas las edades. Sin embargo, niños, adultos mayores y personas con enfermedades respiratorias crónicas suelen ser los más vulnerables. Reconocer los síntomas a tiempo y aplicar medidas de prevención adecuadas resulta clave para evitar complicaciones y proteger la salud familiar.
La tos persistente, la fiebre, la congestión nasal o la dificultad para respirar suelen ser las primeras señales de alerta. Aunque en muchos casos estos síntomas se asocian a cuadros leves, su evolución puede ser rápida si no se identifican oportunamente. Por ello, especialistas en salud recomiendan prestar atención a cualquier manifestación respiratoria que se prolongue o se intensifique con el paso de los días.
“Durante la temporada de cambio de clima es fundamental reconocer los síntomas a tiempo y reforzar las medidas de prevención, como la vacunación y la higiene respiratoria. De esta manera, podemos evitar complicaciones que afecten la salud de los más pequeños y de los adultos mayores, quienes son los más vulnerables y pueden presentar cuadros más severos si no reciben atención especializada”, señala el Dr. José Laca, neumólogo de SANNA Clínica San Borja.
Principales enfermedades respiratorias más frecuentes
De acuerdo con el especialista, existen diversas enfermedades respiratorias que se presentan con mayor frecuencia durante los cambios de clima. Identificarlas correctamente permite tomar decisiones oportunas y evitar riesgos innecesarios.
Resfriado común. Se trata de una infección viral leve que afecta principalmente la nariz y la garganta. Sus síntomas más habituales incluyen estornudos, congestión nasal, dolor de garganta, tos leve y malestar general. Por lo general, el resfriado común tiene una duración aproximada de cinco días y no suele generar complicaciones graves, aunque puede resultar molesto si no se maneja adecuadamente.
Gripe o influenza. A diferencia del resfriado, la influenza es una enfermedad viral más intensa. Se manifiesta con fiebre alta, escalofríos, dolores musculares, tos seca, congestión nasal, sensación de agitación y un marcado malestar general. La vacunación anual contra la influenza es una de las principales herramientas para reducir el riesgo de complicaciones, especialmente en poblaciones vulnerables.
Faringitis. Esta afección consiste en la inflamación de la garganta y, en la mayoría de los casos, es causada por virus. Se presenta con dolor al tragar, enrojecimiento de la garganta, fiebre y ganglios inflamados en el cuello. Aunque suele ser autolimitada, requiere evaluación médica si los síntomas son intensos o persistentes.
Bronquitis. La bronquitis se caracteriza por la inflamación de los bronquios y provoca tos con expectoración, dolor en el pecho, silbidos al respirar y cansancio. Puede presentarse de forma aguda, generalmente asociada a infecciones virales, o convertirse en crónica cuando existe exposición prolongada al humo del tabaco o a contaminantes ambientales.
Neumonía. Es una infección pulmonar que puede ser grave, sobre todo en niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. Sus síntomas incluyen fiebre, tos con flema, dificultad para respirar y dolor en el pecho. En determinados casos, la neumonía puede requerir hospitalización y un seguimiento médico estricto.
Prevención: la mejor estrategia para cuidar la salud respiratoria
Más allá del tratamiento, los especialistas coinciden en que la prevención es la forma más efectiva de proteger la salud respiratoria. Vacunarse contra la influenza y el neumococo, tal como lo recomienda el Ministerio de Salud, reduce significativamente el riesgo de complicaciones asociadas a infecciones respiratorias.
Asimismo, es fundamental mantener una adecuada higiene respiratoria, que incluya cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar, lavarse las manos con frecuencia, ventilar los espacios cerrados y evitar la exposición al humo del tabaco y a otros contaminantes ambientales. Complementar estas medidas con una alimentación equilibrada, descanso adecuado y actividad física regular fortalece el sistema inmunológico.
Ante la presencia de síntomas persistentes o graves, los especialistas advierten que no se debe recurrir a la automedicación. La evaluación médica oportuna permite un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado, evitando complicaciones que puedan afectar la calidad de vida.
En ese sentido, SANNA cuenta con centros de vacunación autorizados por el Ministerio de Salud y con un equipo de especialistas capacitados para atender a pacientes de todas las edades. Cuidar la salud respiratoria no solo implica tratar una enfermedad cuando aparece, sino anticiparse y adoptar hábitos preventivos que permitan vivir con bienestar en cada estación del año.
