Salud

Divorcios se triplican en Perú: cómo mantener la conexión emocional con los hijos tras la separación

Lima, 11 de junio de 2025.- En apenas cuatro años, la tasa de divorcios en Perú se ha triplicado, pasando de dos a siete por cada 100 matrimonios, según cifras del Registro Nacional de Identidad y Estado Civil (Reniec). Esta tendencia plantea un reto urgente para muchas familias: ¿cómo mantener vínculos sólidos con los hijos cuando los padres ya no viven juntos?

Según la psicóloga María Elena Escuza, directora de la Facultad de Psicología de la Universidad Norbert Wiener, el factor clave no es la proximidad física, sino la calidad emocional del vínculo. “Cuando hay afecto constante, disciplina coherente y participación activa, la relación con los hijos puede mantenerse e incluso fortalecerse”, afirma la especialista.

Durante una separación, los menores suelen atravesar un torbellino de emociones. La confusión, el miedo, la culpa y la tristeza son comunes, así como la ansiedad por los cambios en sus rutinas y el futuro incierto. Además, si los padres no gestionan adecuadamente la ruptura, los hijos pueden verse atrapados en un conflicto de lealtades.

Para evitar este impacto negativo, los expertos proponen cinco estrategias clave para mantener la conexión emocional desde la distancia:

  1. Priorizar la comunicación: Interesarse genuinamente por sus actividades, amigos o preocupaciones del colegio ayuda a construir confianza y cercanía.
  2. Valorar el tiempo de calidad: Treinta minutos de atención plena son más significativos que una tarde entera sin conexión emocional.
  3. Fomentar la coparentalidad cooperativa: Mantener una relación respetuosa entre padres y alinear normas evita confusión y reduce el estrés de los niños.
  4. Brindar seguridad emocional: Validar emociones, expresar afecto con acciones y asegurarles que ambos padres estarán presentes siempre.
  5. Dar ejemplo de resiliencia: Manejar emociones con madurez y buscar ayuda profesional enseña a los hijos que los conflictos pueden resolverse.

En contraste, actitudes como incumplir visitas pactadas, cortar la comunicación, utilizarlos como mensajeros o hablar mal del otro progenitor pueden dañar profundamente el vínculo con los hijos. “La separación no debe vivirse como una pérdida total, sino como una reconfiguración de los roles familiares”, concluye Escuza.

Cuando el amor se expresa en rutinas compartidas, respeto y gestos concretos, el lazo con los hijos no solo sobrevive, sino que se fortalece.