Lima, noviembre de 2025.- Un reciente Monitoreo Ciudadano sobre Agroquímicos en los Alimentos encendió una alarma sanitaria en la capital: el 60% de las espinacas analizadas en cinco mercados mayoristas de Lima Metropolitana no son aptas para el consumo humano, debido a la presencia de pesticidas por encima de los límites permitidos por la normativa peruana. El hallazgo confirma la exposición constante de la población a alimentos contaminados y pone en debate la necesidad de reforzar la fiscalización del uso de agroquímicos en el país.
El estudio tomó muestras de espinaca en el Centro Comercial Minka y el Mercado Bellavista (Callao), el Mercado San José (Jesús María), el Mercado Lobatón (Lince) y el Gran Mercado Mayorista de Santa Anita. El análisis estuvo a cargo del laboratorio Merieux, acreditado internacionalmente y autorizado por el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA), lo que confirma que los resultados cumplen con estándares científicos de confiabilidad.
Tres de cinco muestras superaron los niveles permitidos
El informe reveló que tres de las cinco muestras superaron los Límites Máximos de Residuos (LMR) establecidos en Perú. La situación sería incluso más crítica si se usaran estándares de otros países: bajo la normativa de Estados Unidos, el 80% habría sido desaprobado.
Para el Consorcio Agroecológico Peruano (CAP), los hallazgos confirman un problema estructural que afecta la inocuidad de los alimentos frescos que llegan diariamente a los mercados de la capital. “Estos hallazgos son sumamente preocupantes. Es urgente fortalecer la fiscalización del SENASA y aprobar un marco normativo que garantice la inocuidad de los alimentos”, señaló Juan Sánchez, vicepresidente de la organización.
La muestra más contaminada fue recogida en el Mercado Minka del Callao, con la detección de seis tipos de pesticidas en cantidades que superaron los límites hasta en 3600%. La presencia de estas sustancias representa un riesgo para la salud de los consumidores, especialmente cuando se ingieren de forma frecuente.
Pesticidas con efectos tóxicos
Entre los químicos detectados figuran Fipronil, Carbofurán, Dimetoato, Ometoato, Pirimetanil y Tebuconazol, todos asociados a consecuencias en el sistema nervioso, el hígado y el sistema reproductivo. Aunque la exposición ocasional puede no generar síntomas inmediatos, la acumulación en el organismo está vinculada a problemas de largo plazo.
El problema no es nuevo. Informes previos del SENASA mostraron que en 2024 el 76.5% de las muestras de espinaca resultaron no conformes, y en 2023 el porcentaje llegó al 57%. La tendencia revela un crecimiento sostenido del uso indiscriminado de pesticidas en cultivos de hoja verde, pese a las regulaciones existentes.
Dónde se produce la espinaca en el Perú
La producción de espinaca se concentra en Lima (Cañete, Chancay y Huaral) y en Tarma, en la región Junín. Se cultiva principalmente en otoño e invierno, usualmente en pequeñas parcelas. La cosecha tarda entre 40 y 50 días después de la siembra y se realiza de manera manual.
Sánchez explica que la contaminación podría reducirse con un manejo integrado de plagas, que incluye rotación de cultivos, fertilización adecuada, control de malezas y métodos de control biológico. Sin embargo, asegura que persiste el uso masivo de químicos para garantizar rapidez y volumen en la producción, sin considerar el impacto en la salud pública. “Es usual el uso de enormes cantidades de pesticidas, sin tener en cuenta el daño que ocasionan a los consumidores”, advirtió.
¿Qué puede hacer el consumidor?
El especialista indicó que es imposible identificar a simple vista si una espinaca está libre de agroquímicos. Sin embargo, recomendó algunas medidas para reducir riesgos:
• Comprar en ferias agroecológicas, supermercados o mercados formales donde la procedencia del producto esté identificada.
• Verificar que se trate de cultivos que aplican buenas prácticas agrícolas, certificaciones o trazabilidad del productor.
• Sembrar espinaca en casa, como alternativa segura y económica, aprovechando semillas o tallos. Estos pueden colocarse en agua hasta generar raíces y luego ser trasplantados a una maceta en un espacio iluminado sin sol directo.
La siembra doméstica, que se ha vuelto popular en ciudades, permite obtener hojas frescas libres de pesticidas y promover el autoconsumo responsable.
Un problema que no se limita a la espinaca
Este estudio no es el primero en evidenciar la presencia de residuos químicos en alimentos de consumo masivo. En los últimos dos años, el grupo ciudadano realizó monitoreos en duraznos, manzanas, mandarinas, uvas y tomates, con resultados igualmente preocupantes: más del 60% de las muestras analizadas superaron los límites permitidos.
Los investigadores sostienen que la falta de control en el uso de agroquímicos, sumada a fiscalización insuficiente y a la presión productiva del sector agrícola, genera un escenario donde miles de familias consumen alimentos contaminados sin saberlo.
Garantizar la seguridad alimentaria dependerá de acciones sostenidas desde el Estado, los productores y los propios consumidores. Mientras tanto, optar por proveedores confiables, productos certificados y cultivos caseros puede reducir el riesgo en la alimentación diaria.
