Lima, octubre de 2025.- Perú se encuentra en un momento decisivo de su transición energética, con un incremento sostenido de la generación renovable y la urgencia de modernizar su red eléctrica. Actualmente, el 9,8 % de la energía se pierde en la distribución, una cifra que representa costos adicionales para los usuarios finales y que limita la competitividad del país frente a naciones con redes más avanzadas.
Según datos del Ministerio de Energía y Minas y el Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES), en 2023 alrededor del 53 % de la generación eléctrica nacional provino de fuentes renovables, principalmente hidráulicas, solares y eólicas. No obstante, la infraestructura de transmisión y distribución no se desarrolla al mismo ritmo que la generación.
La presión es cada vez mayor: solo en 2024, la generación eólica creció un 66 % y la solar un 32 % gracias a la entrada de nuevos proyectos. Además, el COES ya aprobó estudios de pre-operatividad para más de 22.900 MW de capacidad renovable futura. Sin una red modernizada, gran parte de este potencial corre el riesgo de no aprovecharse plenamente.
Impactos de una red rezagada
El atraso en la infraestructura eléctrica tiene consecuencias dobles. Por un lado, se pierde eficiencia y competitividad frente a países que han adoptado redes inteligentes y sistemas de gestión digital. Por otro, se limita la capacidad de cumplir compromisos climáticos y responder a la creciente demanda de energía limpia en sectores estratégicos como la minería y la industria.
“Es indispensable modernizar la infraestructura eléctrica nacional no solo para reducir pérdidas y evitar interrupciones, sino para integrar plenamente la energía renovable que el país necesita para su desarrollo sostenible”, afirma Roberto Lepín, director de Servicios para el Clúster Andino Sur en Schneider Electric.
Una estrategia clave para el futuro
La modernización de las redes no es únicamente un reto técnico, sino estratégico. Permite reducir costos operativos mediante mayor eficiencia, asegurar la confiabilidad del suministro en contextos de variabilidad climática y garantizar tarifas más justas para los consumidores. Además, facilita la incorporación de tecnologías de almacenamiento y automatización, fundamentales para estabilizar la red y maximizar el uso de energías limpias.
En este proceso, soluciones como EcoStruxure Grid de Schneider Electric ofrecen una hoja de ruta hacia redes inteligentes y resilientes, que aprovechan el poder del Internet de las Cosas (IoT) y la digitalización para transformar la operación eléctrica. A ello se suman sistemas de gestión remota, mantenimiento predictivo y equipos libres de gases contaminantes, que permiten avanzar hacia un modelo energético más sostenible y competitivo.