La política ambidiestra
Por: SeccionNoticias
Vivimos en una época donde las etiquetas políticas parecen perder sentido. La izquierda ya no es tan izquierda, y la derecha se comporta, muchas veces, como lo que dice criticar. En este panorama confuso, hay algo que se vuelve cada vez más evidente: la mayoría de los gobiernos se han vuelto ambidiestros.
Ambidiestros no por habilidad, sino por conveniencia. Usan una mano para sostener una ideología y la otra para aplicar medidas que la contradicen. Así, un líder que se declara socialista puede reprimir manifestaciones, enriquecerse en el poder o pactar con grandes empresas. Y uno que se proclama liberal puede cerrar medios, intervenir en la economía o aumentar subsidios sin reparo.
Esta ambidestreza política no es accidental. Es una estrategia. Las ideologías, en muchos casos, se han vuelto simples herramientas de marketing político. Se usan para movilizar emociones, dividir a la población y justificar decisiones que, en el fondo, responden más al cálculo de poder que a principios firmes.
El problema no es solo la incoherencia. Es que, mientras los discursos se radicalizan, las prácticas de gobierno se vuelven cada vez más opacas, oportunistas y desconectadas de las verdaderas necesidades de la gente.
Frente a eso, tal vez deberíamos dejar de preguntar si un político es de izquierda o de derecha, y empezar a preguntar qué tan honesto, competente y democrático es. Porque si todo es ambidiestría, entonces lo que realmente importa no es la mano que usa, sino lo que hace con ella.