Primeros auxilios en la playa o piscina: lo que necesitas saber ante una urgencia en verano
El verano es una época de goce y diversión, el sol se apodera de los días y nos motivamos a ir en familia en busca de espacios de relajo y diversión como la playa o la piscina para disfrutar del mar, el clima, las olas, la arena, entre otras experiencias que podemos disfrutar al máximo si adoptamos una actitud preventiva, debido a que son espacios que no están exentos de peligros.
“Debemos tener en cuenta que en la playa o piscina existen una variedad de peligros ante los que debemos actuar con prontitud. Asimismo, existe una serie de medidas de seguridad que se deben tomar antes de ingresar al agua como prevención, por ejemplo, realizar ejercicios de calentamiento antes de nadar, protegerse del sol con un factor protector 50 o superior, hidratarse a menudo, entrar al agua de manera progresiva y segura, evita nadar en solitario y saber qué tiempo meteorológico se espera”, afirma la Licenciada Luz Catalina Zapatero Choy, docente enfermería del Inst. Carrión.
Teniendo en cuenta ello, la especialista brinda las siguientes recomendaciones para realizar primeros auxilios en distintos casos de riesgo:
- Picadura de medusa o de erizo de mar. En este caso es importante mantener la calma, debido a que esto evita que se produzcan múltiples heridas pequeñas y se claven más las espinas o afecte una mayor zona. En el caso de que las espinas, aletas o tentáculos sean lo suficientemente grandes para verlas puedes retirarlas en el agua. Aunque con las espinas más pequeñas hay que usar otros métodos como cera o pinzas depilatorias.
Para evitar posibles infecciones hay que lavar bien la zona afectada por la picadura. Esto también ayuda a eliminar algunos restos de espinas o venenos de los tentáculos. Además, se puede usar una compresa con vinagre, ya que disuelve la espina. Si las molestias empeoran, debe ser trasladado a un centro médico lo antes posible.
- Insolación o golpe de calor. Este es un trastorno ocasionado por el exceso de calor en el cuerpo, generalmente como consecuencia de la exposición prolongada a altas temperaturas o del esfuerzo físico en altas temperaturas. Entre los principales síntomas que podemos identificar tenemos: sed intensa y sequedad en la boca, sudoración excesiva, agotamiento, cansancio o debilidad, mareos o desmayo, entre otros. El manejo consistirá principalmente en colocar a la persona en el lugar más fresco que se pueda, hidratarlo por vía oral con líquidos, quitarle la ropa, procurar enfriarlo mediante compresas de agua fría y si las medidas no resultan debe ser trasladado al centro médico más cercano.
- Fractura o esguince mientras está en el agua. En este punto se debe primero retirar a la persona del agua y trasladarla a un área cercana. Segundo, intentar inmovilizar con un cabestrillo el miembro afectado. Para finalizar, obligatoriamente el paciente deberá ser trasladado al centro médico más cercano.
- Ataque de calambre en el agua. Para prevenir la aparición de calambres es bueno estirar los músculos, dos o tres veces al día, manteniendo la posición unos 30 segundos. Todo ello ayuda a alargar los músculos y, por ende, a que sean menos propensos a acalambrarse.
- Corte con algún objeto afilado. Para iniciar se debe retirar a la persona del agua y trasladarla a un área cercana. Lavarse las manos con jabón o un limpiador antibacteriano para prevenir una infección. Luego, lavar completamente la herida con agua y un jabón suave. Use presión directa para detener el sangrado y aplique un vendaje limpio que no se pegue a la herida. Si la herida es muy profunda o el sangrado no para, el paciente debe ser trasladado a un centro médico.