Lima, diciembre de 2025.- El mercado inmobiliario peruano avanza hacia un proceso de descentralización impulsado por el turismo interno, la mejora de infraestructura y el interés por nuevas oportunidades de inversión. Estas tendencias consolidan a las regiones como protagonistas del dinamismo que marcará el 2026, según especialistas del sector.
El mercado inmobiliario en regiones muestra una expansión sostenida que responde a un cambio profundo en el comportamiento de los inversionistas. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la inversión privada en construcción cerraría el 2025 con un crecimiento cercano al 3.5%, cifra impulsada principalmente por la demanda de segundas viviendas, proyectos turísticos y espacios destinados al descanso. Este avance es reforzado por el incremento de más del 25% en el turismo interno durante los últimos dos años, según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR), lo que ha fortalecido la actividad inmobiliaria en ciudades como Ica, Arequipa, Piura y La Libertad.
Para Carlos Leyva, experto en inversión inmobiliaria y CEO de Invictus Grupo Inmobiliario, este comportamiento revela una transformación estructural. “El nuevo foco de la inversión está en regiones con identidad, conectividad y proyección. Invertir fuera de Lima no es una alternativa, es una estrategia para diversificar el riesgo y generar valor sostenido”, afirma. Su análisis coincide con la tendencia de inversionistas que buscan mercados con mayor holgura de precios, potencial turístico y crecimiento demográfico.
Las regiones con mayor dinamismo comparten características clave que explican su atractivo. Entre ellas destacan el crecimiento poblacional, la llegada de servicios, el desarrollo turístico continuo y precios por metro cuadrado todavía competitivos frente a Lima. En el sur, Ica y Paracas se han consolidado como polos de inversión vacacional; mientras que Arequipa continúa fortaleciendo su expansión residencial y comercial. En el norte, Piura mantiene una alta demanda vinculada al turismo de playa y La Libertad sobresale por su crecimiento urbano y productivo.
La infraestructura cumple un rol decisivo en este proceso. Las carreteras, autopistas y aeropuertos regionales han ampliado las rutas de conectividad e impulsado corredores estratégicos como el sur chico, el eje Arequipa–Majes y el norte costero. A ello se suma el avance del Corredor Ferroviario Bioceánico Central, un proyecto que conectará el puerto de Chancay con Brasil atravesando costa, sierra y selva —incluyendo regiones como Junín y Satipo— y que permitirá un impulso logístico y comercial a gran escala.
Otro factor determinante es la diversificación del riesgo. Para los inversionistas, apostar por regiones emergentes abre la posibilidad de equilibrar portafolios, reducir la dependencia del mercado limeño y acceder a activos con valorización proyectada a largo plazo. Asimismo, las inversiones descentralizadas contribuyen al desarrollo de economías locales mediante la creación de empleo, el fortalecimiento del comercio y el impulso a nuevas oportunidades turísticas.
De cara al 2026, Leyva estima que el avance regional continuará consolidándose. “El mercado inmobiliario peruano está entrando a una etapa en la que la descentralización no solo es lógica, sino estratégica. Las regiones seguirán liderando la valorización y ofreciendo oportunidades reales para quienes buscan invertir con visión de largo plazo”, sostiene.
Con este panorama, el sector inmobiliario se prepara para un 2026 marcado por el crecimiento fuera de Lima, reforzando la importancia de un desarrollo más equilibrado, sostenible y con impacto positivo en la economía nacional.
