Conoce los beneficios y diferencias del láser ablativo y no ablativo en el rejuvenecimiento facial
El láser se ha convertido en un método cada vez más usado para mejorar la apariencia de nuestra piel, principalmente, para optimizar su aspecto o tratar imperfecciones faciales. Sus beneficios son muy reconocidos, siendo la técnica preferida de rejuvenecimiento con láser para dar solución a diferentes problemas cutáneos. En ese sentido, los láseres de tipo ablativo y los no ablativos son considerados como los dos grandes avances en la medicina estética relacionados al cuidado del rostro, donde son más visibles los signos del envejecimiento.
“El uso del láser es una de las técnicas más usadas para mejorar el aspecto de nuestra piel. Existen dos tipos de láseres, denominados láser ablativo y no ablativo, que actúan de manera distinta dependiendo de las necesidades cutáneas del paciente, por lo que el especialista recomendará el más adecuado para cada caso”, manifestó el doctor Erick Torres del Centro de Medicina Estética de la Clínica Ricardo Palma.
La gran diferencia entre estos dos tipos de láseres reside en su manera de actuar sobre la piel y sus efectos. De este modo, los láseres ablativos eliminan una capa muy fina de la epidermis, que en los siguientes días formará una pequeña microcostrita. El beneficio de usar un láser ablativo es renovar, estimular colágeno en superficie y mejorar la textura de la piel.
En tanto, en el caso del láser no ablativo, éste no elimina las capas superficiales de la piel, pues la atraviesan sin causarles ningún daño buscando un objetivo que puede ser pigmento, vasos sanguíneos o buscar un estímulo de colágeno en profundidad, actuando de forma muy selectiva. Entre sus principales beneficios podemos destacar: una mejora en la firmeza de la piel, homogenizan el color, tratan manchas y zonas rojas, además de no formar ningún tipo de costra en la piel.
La aplicación de este láser no es invasiva, por lo que en pocos días posteriores al término de las sesiones el paciente podrá retomar sus actividades cotidianas de manera normal, pero siempre siguiendo siempre las recomendaciones y pautas del médico tratante.