Lima, octubre de 2025.- Contar con un botiquín en el hogar es una medida preventiva clave para atender imprevistos de salud menores. La coordinadora de la carrera de Farmacia y Bioquímica de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP), Yrene Reyes, explica los componentes esenciales, el lugar adecuado de almacenamiento y la frecuencia de revisión para garantizar su eficacia y seguridad.
Disponer de un botiquín correctamente conformado permite actuar de forma rápida y segura ante molestias leves, lesiones pequeñas o situaciones de primeros auxilios. Según Reyes, su función principal es proporcionar recursos básicos sin sustituir la atención médica profesional en casos graves.
Componentes farmacéuticos básicos
Entre los medicamentos esenciales, el paracetamol destaca por su doble función: reducir la fiebre y aliviar dolores de baja intensidad, como cefaleas, malestar muscular o corporal. Frente a reacciones alérgicas, picaduras de insectos o rinorrea, un antihistamínico como la clorfenamina es fundamental.
Para heridas que no requieren sutura, la prioridad es la limpieza para prevenir infecciones. “Ante una lesión de este tipo, lo primordial es usar un antiséptico, como agua oxigenada, para evitar la contaminación de la zona afectada”, explica Reyes.
Además de los fármacos, un botiquín debe incluir dispositivos médicos básicos: un termómetro para medir la fiebre con precisión y materiales de curación como gasas esterilizadas, esparadrapo, vendas y tiritas que permitan proteger heridas de manera adecuada.
Ubicación y almacenamiento correcto
El cuidado de los medicamentos es tan importante como su selección. Deben guardarse en lugares secos, con temperaturas inferiores a 22°C, y protegidos de la luz directa. Reyes recomienda colocarlos en la habitación de un adulto responsable, quien realizará revisiones periódicas. Por el contrario, se deben evitar la cocina y los baños, debido a la humedad y a las variaciones de temperatura.
Mantener los fármacos en sus envases originales asegura la preservación de sus propiedades físicas y bioquímicas. Los pastilleros pueden ser útiles para adultos mayores con tratamientos complejos, aunque se debe supervisar su correcta manipulación para evitar contaminación.
Mantenimiento y descarte responsable
Revisar el botiquín cada seis meses permite identificar medicamentos vencidos o deteriorados. “Los fármacos caducados deben ser inutilizados. Se retiran las tabletas o cápsulas de sus blísteres, se rompen las cajas y se desechan”, explica Reyes.
Si un medicamento, incluso dentro de su periodo de validez, presenta cambios en color, textura o apariencia, se debe consultar con un químico farmacéutico de confianza antes de desecharlo o continuar su uso.
Consejos finales
La administración responsable del botiquín es clave. Designar a un adulto encargado de vigilar las fechas de vencimiento y la correcta disposición de los productos garantiza su utilidad. Reyes recuerda que el botiquín está pensado para molestias leves y primeros auxilios: “Si los síntomas persisten, se intensifican o el dolor es fuerte, se debe acudir de inmediato a un profesional de la salud”.