Cuatro claves para analizar el rendimiento de tus inversiones en el mercado de valores

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Lima, noviembre de 2025.- El mercado bursátil peruano atraviesa un periodo de notable dinamismo. En el primer semestre del año, el índice S&P/BVL Perú General avanzó +19,8 % en dólares, impulsado principalmente por el sector minero y un renovado apetito de los inversionistas. Sin embargo, estas cifras —aunque positivas— no siempre se traducen automáticamente en ganancias reales para los portafolios individuales. Evaluar si una inversión realmente está generando valor demanda un análisis más profundo que solo revisar el rendimiento nominal.

Muchos inversionistas suelen quedarse con el número superficial: cuánto subió su cartera durante un periodo determinado. Pero ignorar factores como la inflación, los costos operativos, la volatilidad o la comparación con un índice de referencia puede llevar a interpretaciones incompletas o incluso erróneas. Para tomar decisiones informadas, es necesario aplicar criterios técnicos que revelen si el portafolio está creciendo de manera sostenida y eficiente.

El gerente general de Grupo Coril Sociedad Agente de Bolsa (SAB), André Quevedo, comparte cuatro claves fundamentales para analizar el desempeño de tus inversiones con una perspectiva profesional y realista.

1. Del número al valor real: medir el rendimiento ajustado por inflación
El primer paso para evaluar si una inversión está generando ganancias auténticas es diferenciar el rendimiento nominal del rendimiento real. El retorno nominal muestra el incremento bruto del valor de la cartera, mientras que el real descuenta el efecto de la inflación y permite entender cuánto poder adquisitivo se ha ganado en términos concretos.

Por ejemplo, si un portafolio aumentó un 10% en el último año y la inflación anual fue de 1,97% —según cifras del BCRP—, el rendimiento real asciende a 8,03%. En un contexto de inflación baja y estable como el proyectado para 2025 (alrededor del 2%, según el FMI), calcular el retorno real se vuelve indispensable para identificar inversiones que no solo crecen en cifras, sino también en valor económico.

Este enfoque permite descartar decisiones que aparentan ser rentables, pero que, ajustadas por inflación, apenas conservan el capital o incluso generan una pérdida de poder adquisitivo.

2. Comparar con el mercado: el rol del índice de referencia
Evaluar una inversión sin un punto de comparación es uno de los errores más comunes entre inversionistas individuales. Para obtener una lectura realista del desempeño, es indispensable comparar la cartera con un índice de referencia o benchmark adecuado al tipo de activos que la componen.

Si tu portafolio subió 10%, pero el índice de su categoría avanzó 15%, significa que quedó rezagado respecto al mercado. Por el contrario, un retorno de 8% en un contexto donde el mercado rindió 5% indica una gestión eficiente.

Esta comparación permite identificar si los resultados provienen de buenas decisiones de inversión o únicamente del buen comportamiento general del mercado. Además, contribuye a evaluar si la estrategia aplicada está generando valor agregado frente a una alternativa pasiva.

3. Más allá del retorno: entender el nivel de riesgo asumido
Un rendimiento alto no siempre representa una mejor inversión. Para un análisis completo, se deben considerar indicadores que relacionan retorno y riesgo, como el Sharpe ratio, que mide cuánto se gana por cada unidad de riesgo asumida; o el beta, que refleja cómo se mueve la cartera frente a la volatilidad del mercado.

Un portafolio que ofrece retornos elevados pero altamente inestables puede resultar menos atractivo que otro con retornos moderados pero constantes. La diversificación también cumple un rol esencial: concentrarse únicamente en sectores como minería o banca expone al inversionista a riesgos innecesarios. Combinar activos de renta fija, renta variable y fondos de inversión ayuda a suavizar la volatilidad y proteger el capital en el largo plazo.

4. Asesoría profesional: una mirada experta marca la diferencia
Aunque los indicadores financieros proporcionan información valiosa, el análisis del rendimiento debe complementarse con una visión técnica y estratégica. La labor del asesor financiero resulta clave para interpretar los datos, identificar oportunidades, corregir desviaciones y asegurar que las decisiones de inversión sean coherentes con los objetivos del inversionista.

“El acompañamiento técnico permite identificar si los resultados provienen de decisiones acertadas o de factores coyunturales del mercado, y cómo sostener ese desempeño en el tiempo. En un entorno de crecimiento e inflación controlada, evaluar el rendimiento con criterio técnico es clave para convertir resultados aislados en una estrategia sólida de largo plazo”, señala André Quevedo.

Analizar correctamente el rendimiento no solo ayuda a entender el pasado, sino que también permite construir un camino más seguro hacia objetivos financieros de mediano y largo plazo. En un mercado cada vez más dinámico, contar con información precisa, comparaciones adecuadas y asesoría especializada se convierte en un elemento esencial para tomar decisiones que realmente generen valor.

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