Lima, noviembre de 2025.- El trasplante de riñón se ha consolidado como una de las intervenciones más comunes entre los trasplantes de órganos y tejidos en el Perú. Solo en lo que va del 2025, se han realizado 112 procedimientos, la mayoría provenientes de donantes cadavéricos. Aun así, cientos de pacientes continúan en lista de espera, con la esperanza de recibir un órgano que les permita retomar su vida con salud y estabilidad.
Los beneficiarios suelen ser pacientes con enfermedad renal crónica terminal que dependen de la hemodiálisis debido a diagnósticos como diabetes mellitus, hipertensión arterial, glomerulonefritis, pielonefritis o enfermedades hereditarias y genéticas. Para ellos, la donación representa mucho más que un acto solidario: es la posibilidad de recuperar su autonomía y calidad de vida.
Según la Dirección General de Donaciones, Trasplantes y Banco de Sangre (Digdot) del Ministerio de Salud (Minsa), el sistema peruano cuenta con múltiples establecimientos acreditados para realizar trasplantes de riñón. En el sector público, integran la lista el Hospital Dos de Mayo, el Hospital Arzobispo Loayza, el Hospital Cayetano Heredia y el Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja. Todos forman parte de la red hospitalaria de alta complejidad del Minsa.
En el caso de EsSalud, los centros habilitados son el Hospital Guillermo Almenara, el Hospital Edgardo Rebagliati, el Hospital Alberto Sabogal, el Hospital Carlos Seguin Escobedo de Arequipa, el Hospital Almanzor Aguinaga de Chiclayo y el Hospital IV Víctor Lazarte Echegaray de Trujillo. A esa lista se suma el Centro Médico Naval, acreditado por el Instituto de Trasplantes de Órganos y Tejidos (ITOT) de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú, además de la Clínica Delgado como referente del sector privado.
La situación se vuelve más compleja cuando se trata de trasplantes de córnea. Actualmente, más de 5000 pacientes esperan una intervención que pueda devolverles visión o frenar el avance de enfermedades oculares. En respuesta, el Minsa ha acreditado 25 establecimientos de salud en todo el país. Entre ellos figuran el Instituto Nacional de Oftalmología de Lima y Piura, el Hospital María Auxiliadora y diversos centros especializados de EsSalud y el sector privado.
El panorama revela una constante: la demanda es mayor que la disponibilidad de órganos. El Dr. Luis Alberto Atuncar Ramos, director general de la Digdot, explicó que uno de los principales factores de esta brecha es la escasa cantidad de ciudadanos que han manifestado en su DNI la voluntad de ser donantes. Esta decisión, que puede tomarse en vida, se convierte en la clave para salvar pacientes en situación crítica.
“Estamos buscando educar y sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de la donación y el trasplante de órganos y tejidos, con el propósito de reducir nuestra lista de espera y brindar esperanza a los que necesitan”, señaló el especialista. Para muchos pacientes, un solo donante puede significar el fin de años de tratamientos agotadores, riesgos médicos y dependencia permanente a terapias como la hemodiálisis.
Atuncar Ramos destacó también el impulso normativo que ha significado la publicación del reglamento de la Ley n.º 31756, que promueve la donación con fines terapéuticos. Esta norma establece el marco para fortalecer la cultura de la donación a nivel nacional y asegura mayor coordinación institucional para el proceso.
En ese camino, el Minsa ha sumado aliados estratégicos como el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Educación y el RENIEC, que participarán en el Plan de Promoción Multisectorial de Donación de Órganos y Tejidos previsto del 2026 al 2030. La propuesta busca llevar información a escuelas, comunidades, centros médicos y espacios culturales con un mensaje directo: donar salva vidas y es una decisión que genera impacto colectivo.
Mientras tanto, cada trasplante realizado representa una nueva oportunidad para una familia que espera. El sistema de salud continúa fortaleciendo capacidades, acreditando nuevos centros y sensibilizando a la población para que más personas puedan acceder a una alternativa de tratamiento segura, efectiva y humana. El objetivo final es que ningún paciente con enfermedad renal terminal pierda la oportunidad de vivir por falta de un donante.
El trasplante de riñón no solo es una intervención frecuente, sino un recordatorio de que la solidaridad y la decisión informada pueden transformar vidas. A medida que avancen los esfuerzos institucionales y la conciencia ciudadana, más peruanos podrán recibir ese gesto que, literalmente, les regresa el futuro.
