Lima, diciembre de 2025.- Planificar un viaje familiar puede convertirse en una experiencia agradable y libre de contratiempos cuando se toman medidas emocionales y prácticas adecuadas. Según Alex Gonzales, coordinador académico de la carrera de Psicología de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP), la clave está en la preparación emocional, la participación de los menores y una gestión tranquila de los imprevistos que puedan surgir.
Desde el inicio, preparar emocionalmente a los niños es fundamental. Gonzales señala que la comunicación clara y adaptada a su edad permite que se sientan seguros y acompañados. Explicar con anticipación el destino, la duración del trayecto y lo que implica el viaje ayuda a reducir la ansiedad. También recomienda validar cualquier emoción, ya sea miedo, curiosidad o entusiasmo. “Si les damos información y los incluimos en la conversación, se sienten más seguros”, afirma.
Involucrar a los niños favorece la autonomía
La participación activa de los niños en los preparativos facilita una experiencia más fluida. Elegir entre dos actividades, ayudar a armar su equipaje o tomar pequeñas decisiones fortalece su autonomía y disminuye la resistencia antes de salir. “Son pequeños gestos, pero hacen una gran diferencia”, asegura el especialista de la UTP.
Para aquellos que no están acostumbrados a viajar, anticipar las sensaciones o sonidos del trayecto —como el ruido del avión o el movimiento del bus— ayuda a manejar el miedo y la incomodidad. “Lo importante es decirles que vamos a estar con ellos, que no están solos”, explica. También sugiere técnicas sencillas de relajación, como respiraciones profundas, o el uso de objetos de transición que brinden seguridad, como un peluche o un cuento favorito.
Actividades para un viaje más entretenido
Durante el trayecto, la variedad es clave para mantener la atención de los niños sin sobreestimularlos. Juegos de palabras, adivinanzas o audiocuentos son buenas opciones. Para Gonzales, alternar momentos individuales y actividades compartidas fomenta la conexión familiar. “El tiempo juntos también entretiene”, resalta.
Uno de los desafíos frecuentes es la clásica pregunta “¿falta mucho?”. El especialista indica que esto se debe a que los niños pierden la noción del tiempo durante el viaje. Recomienda usar referencias visuales como mapas o dividir el trayecto en etapas para ayudarlos a ubicarse. También sugiere responder con paciencia, evitando burlas o respuestas que minimicen su inquietud. “La clave es comprender que para ellos el tiempo se vive distinto”, comenta.
Pantallas sí, pero con acuerdos previos
El uso de dispositivos electrónicos puede ser útil si se maneja con moderación. Gonzales sugiere establecer acuerdos claros antes del viaje sobre los tiempos de uso y alternar las pantallas con juegos sin tecnología para fomentar el movimiento y la interacción familiar. “Los viajes deben ser una oportunidad para compartir en familia”, enfatiza.
Cómo manejar momentos de desregulación emocional
Es habitual que los niños experimenten molestias o episodios de desregulación emocional durante los viajes. Ante ello, el especialista recomienda mantener la calma y evitar reacciones impulsivas. Estos momentos suelen estar relacionados con hambre, cansancio o sensación de pérdida de control. “Lo mejor es validar lo que sienten y ofrecer contención sin sobre reaccionar”, señala. También aconseja llevarlos a un lugar más tranquilo y evitar regaños en público, ya que esto puede intensificar la frustración. “Son acciones que contribuyen a su rápida calma”, añade.
Flexibilidad y expectativas realistas
Finalmente, Gonzales advierte que uno de los errores más comunes es esperar que todo salga perfecto o que los niños se comporten como adultos durante el viaje. Para evitarlo, recomienda planificar con flexibilidad, anticipar necesidades básicas como sueño o alimentación y llevar snacks u objetos familiares que brinden confort. La clave, explica, está en asumir que los viajes familiares requieren adaptación y empatía.
