Perú retrocede una década en la lucha contra el hambre
El informe sobre el Índice Global del Hambre en el Perú (IGH) presentado por las organizaciones miembros de la red Alliance2015: Fundación Ayuda en Acción, Cesvi Fondazione Onlus, HELVETAS Swiss Intercooperation y Welthungerhilfe, revela la importancia de la transformación de los sistemas alimentarios y su gobernanza. Las crisis superpuestas a las que se enfrenta el mundo están sacando a la luz los fallos de los sistemas alimentarios, a nivel global y local, poniendo de manifiesto la vulnerabilidad de las poblaciones de todo el mundo.
El informe realizado señala que Perú ha retrocedido considerablemente su posición en el IGH, lo que significa que existe una mayor incidencia de hambre en el país comparado con la época prepandemia. Al cierre del año 2019, el IGH en Perú era de 14.0 puntos, dos años después el índice se situó 3.7 puntos por encima, con un índice de 17.7 puntos, un retroceso de 10 años.
El fortalecimiento de la producción agroindustrial, el boom de la agroexportación y el desarrollo económico o el potencial minero, son factores insuficientes para reducir el hambre en el país. Durante muchos años estos ayudaron a reducir el hambre para el pueblo peruano, sin embargo, la deficiente gobernanza de los sistemas alimentarios, sumando las crisis que enfrenta el país, nos llevan a prever un panorama sombrío frente al hambre.
Es así como los departamentos de Ica y Lambayeque con 7.2 y 8.4 respectivamente, son los únicos que se mantienen con un índice bajo de hambre este año. En el caso de los departamentos de Tacna y Moquegua, el indicador paso a moderado con 13.4 y 13.9 volviéndolo un índice moderado, en comparación con el 2019 donde presentaban un índice bajo.
Apurímac, Huancavelica, Ayacucho, Loreto, Huánuco, Puno y Ucayali son los siete departamentos con un índice grave, siendo los más alejados del litoral, que están caracterizados por un menor desarrollo económico, social, institucional y alimentario. Hace tres años solo Huancavelica presentaba un índice grave.
Se estima que el IGH para el cierre del año 2022 se mantendrá en condiciones críticas, condiciones que son similares a las del año pasado, en un contexto donde la reactivación económica y social, el crecimiento y la situación de departamentos con un índice grave no cambiaran.
Aunque la transformación de los sistemas alimentarios requiere, en última instancia, intervenciones a múltiples niveles, se justifica una mayor atención a la gobernanza local de los sistemas alimentarios por varias razones. Las prácticas de gestión de los recursos naturales, los métodos de agricultura, ganadería y las preferencias alimentarias suelen basarse en las tradiciones culturales locales, las experiencias históricas y las condiciones agroecológicas.
RECOMENDACIONES
El IGH de 2022 refleja tanto el escándalo del hambre alarmante en demasiados países del mundo como la trayectoria cambiante en países, como Perú, donde se están erosionando años de progreso en la lucha contra el hambre.
Es importante poner la gobernanza inclusiva y la responsabilidad en el centro de los esfuerzos para transformar los sistemas alimentarios. “Los gobiernos deben respetar, proteger y cumplir el derecho a la alimentación, que debe estar consagrado en la legislación nacional y respaldado por mecanismos de reparación de agravio” señalo Susanna Daag, vocera de la red Alliance 2015.
“El problema del hambre es complejo y como tal, requerirá de soluciones en varios niveles y con la participación de varios actores, que incluyen además de las instituciones del sector publico y privado, a la ciudadanía y las organizaciones de base comunitaria que las representan por ejemplo en las ollas comunes, buscando fortalecer la gobernanza de los sistemas alimentarios, indico William Campbell, coordinador de la red Alliance2015 en Perú y las organizaciones de base comunitaria que las representan.