Opinión

Gratificación emocional: cada vez más peruanos celebran julio invirtiendo en experiencias

Por: Albert Dechent, Country Manager de Zapping Perú

Julio es, históricamente, uno de los meses de mayor dinamismo para la economía peruana.
La inyección de liquidez que representa la gratificación por Fiestas Patrias moviliza el consumo y genera oportunidades para múltiples sectores. Pero en los últimos años, ese consumo se ha movido hacia un terreno menos tangible y más emocional: las experiencias.

Según el INEI, al cierre de 2024 el gasto de consumo privado creció 4% interanual, impulsado por el aumento del empleo y los ingresos de los hogares. Aunque el consumo general se moderó, los rubros vinculados al entretenimiento y el turismo se mantuvieron sólidos, reflejando un consumidor que prioriza la gratificación emocional, incluso en escenarios más cautos.

Este fenómeno no es exclusivo de Perú. Un estudio global de McKinsey señala que el 55% de los consumidores prefieren gastar en experiencias antes que en bienes, y se espera que esta cifra siga en aumento, especialmente entre los jóvenes. La tendencia responde a la búsqueda de bienestar, la necesidad de conexión social y el deseo de vivir el presente tras años de restricciones.

En el caso peruano, los millennials y centennials lideran esta transformación. Valoran la inmediatez, la flexibilidad y el acceso a experiencias personalizadas, por encima de la propiedad de objetos. Esto se refleja en el auge de la gastronomía, el turismo interno y, especialmente, el entretenimiento digital. Este cambio obliga a las marcas a repensar su estrategia: ofrecer experiencias que generen valor emocional sostenido y fortalezcan la relación con sus públicos.

El entretenimiento deportivo es uno de los ejemplos más claros. Ver un partido de fútbol ha pasado de ser una actividad pasiva a convertirse en un evento social, interactivo y compartido en tiempo real. Para muchos, suscribirse a una plataforma ya no es un gasto adicional, sino una inversión emocional: la posibilidad de disfrutar el partido como quieran, sin interrupciones ni spoilers, y vivir cada jugada como si estuvieran en el estadio.

Hoy, la tecnología permite al aficionado elegir cómo, cuándo y con quién vivir el deporte. Este enfoque ha impulsado la adopción de servicios que priorizan la flexibilidad y la personalización, como los planes de suscripción, que incluyen modos interactivos, estadísticas en vivo y la opción de revivir momentos clave. Se trata de un consumo que no solo ofrece entretenimiento, sino también pertenencia y conexión.

Desde Zapping, vemos cómo el fútbol y los grandes eventos deportivos se convierten en puntos de encuentro que trascienden la pantalla. Para muchos usuarios, estas experiencias son el mejor destino para su gratificación: una forma de reunirse, compartir y crear recuerdos significativos.

La gratificación emocional, entonces, es mucho más que una tendencia pasajera: es una señal de evolución cultural y económica. Para las empresas, es una invitación a repensar el rol que tienen en la vida de las personas y a diseñar experiencias que conecten de verdad.
Para los consumidores, es la oportunidad de apostar por lo que realmente importa: momentos que se viven y se quedan, mucho después de que el pitazo final suene.