Lima, noviembre de 2025.- La diabetes avanza en el Perú como una enfermedad silenciosa que afecta a millones de personas y exige cambios urgentes en los hábitos alimentarios. Según el Instituto Nacional de Salud, más de 2.6 millones de adultos viven con este diagnóstico, lo que representa el 10.7% de la población mayor de 18 años. Frente a esta realidad, especialistas coinciden en que la alimentación es la herramienta más efectiva para prevenir complicaciones y mantener estables los niveles de glucosa.
En el país, el INS señala que el 96% de los casos corresponde a diabetes tipo II, mientras que el 1.5% es diabetes tipo I y el 2.5% diabetes gestacional. Estas cifras reflejan la relación directa entre los estilos de vida —como el sedentarismo, el exceso de azúcares y grasas, y el aumento del sobrepeso— y la aparición de la enfermedad. Por ello, la educación nutricional se vuelve fundamental desde el primer nivel de atención en salud.
“La alimentación es la base del bienestar. Es el pilar fundamental para mantener estables los niveles de glucosa, aportar saciedad y brindarle al cuerpo energía sostenida. Cuando una persona come alimentos refinados, azúcares añadidos y grasas poco saludables, aumenta la resistencia a la insulina y se dificulta el control”, explica el nutricionista Aitor Bengoa Domínguez, docente del Instituto Carrión. Su recomendación es priorizar alimentos naturales, ricos en fibra y nutrientes, que favorezcan el equilibrio metabólico.
Alimentos que ayudan a regular la glucosa
Para mantener los niveles de azúcar bajo control, el especialista recomienda incluir en la dieta diaria productos de alto valor nutricional. Las verduras frescas y cocidas, sobre todo las no almidonadas como brócoli, espinaca, coliflor o zapallito, aportan fibra y vitaminas sin elevar la glucosa. Las frutas enteras con cáscara, consumidas en porciones moderadas, liberan el azúcar de manera más lenta gracias a su fibra natural.
Las menestras y los granos integrales, entre ellos quinua, lentejas, frejoles y avena entera, prolongan la saciedad y ofrecen energía de forma sostenida. También es importante incorporar proteínas magras como pollo, pescado, huevos, tofu o carnes bajas en grasa para mantener la masa muscular. Las grasas saludables presentes en la palta, frutos secos, semillas y aceite de oliva son igualmente necesarias, siempre en cantidades adecuadas.
El nutricionista insiste en la importancia de elegir el agua como bebida principal, dejando de lado gaseosas, jugos procesados, bebidas energéticas o alcohol, que pueden elevar significativamente la glucosa.
Lo que conviene reducir o evitar
El camino no es prohibir, sino aprender a elegir. “Prohibir alimentos por completo puede generar culpa, irritabilidad y ansiedad. Lo importante es comprometerse a reducir su consumo y manejarlos con equilibrio”, sostiene Bengoa.
Entre los alimentos que aumentan rápidamente el azúcar en sangre y deben consumirse con moderación están el azúcar refinada, la miel, la chancaca y los ultraprocesados. También se recomienda limitar las harinas blancas como pan común, fideos tradicionales y pastelería industrial. Las frituras, embutidos grasos y alimentos con alto contenido de sodio pueden afectar el metabolismo y favorecer complicaciones.
En cuanto a las bebidas, se aconseja evitar refrescos azucarados, alcohol y jugos naturales sin fibra, ya que su absorción es rápida y produce picos de glucosa. Por otro lado, las combinaciones que mezclan carbohidratos simples con grasas saturadas, como arroz con mayonesa o pan dulce con mantequilla, generan una carga metabólica excesiva.
El especialista del Instituto Carrión recuerda que la alimentación es una herramienta poderosa para prevenir y controlar la diabetes. “Cada elección en la mesa puede prevenir una enfermedad o favorecer la salud. Desde el hogar debemos promover comidas equilibradas y evitar los excesos de azúcar y grasa. El profesional técnico en nutrición acompaña este proceso con empatía y evidencia científica. Una alimentación saludable no solo controla la diabetes: también la previene y mejora la calidad de vida”.
La buena alimentación sigue siendo la mejor defensa frente a la diabetes, una condición que puede controlarse con decisiones diarias y acompañamiento adecuado.
