Lima, octubre de 2025.- El acné es una de las afecciones cutáneas más comunes y persistentes. Aunque suele asociarse con la adolescencia, también afecta a muchos adultos debido a factores hormonales, genéticos, ambientales e incluso a desequilibrios en la microbiota intestinal y cutánea. La buena noticia es que, desde la cosmiatría, existen tratamientos eficaces que ayudan a controlar sus manifestaciones y mejorar visiblemente la calidad de la piel.
Entre los procedimientos más recomendados destacan la limpieza facial profunda, las exfoliaciones químicas, la fototerapia LED azul y las terapias equilibrantes del microbioma cutáneo. “El objetivo no es solo reducir los brotes, sino regular la queratinización, la producción de sebo y el equilibrio bacteriano de la piel”, explica la Mg. Raquel Quincho Jara, dermatocosmiatra y docente del Instituto Carrión.
La limpieza facial profunda utiliza aparatología como la alta frecuencia, la ozonoterapia o la paleta ultrasónica, que ayudan a oxigenar los tejidos, reducir la carga bacteriana y estimular la regeneración celular. Este procedimiento permite eliminar impurezas, controlar el exceso de grasa y preparar la piel para recibir otros tratamientos.
Las exfoliaciones químicas, en tanto, emplean ácidos como el azelaico, mandélico o salicílico para renovar las capas superficiales de la piel, mejorar su textura y disminuir la formación de comedones. Estos peelings controlan la inflamación, reducen las manchas postacné y aportan luminosidad.
Otro procedimiento cada vez más solicitado es la fototerapia LED azul, una técnica no invasiva que actúa directamente sobre la bacteria Cutibacterium acnes. Este tratamiento modula la microbiota cutánea, reduce el enrojecimiento y favorece la cicatrización de las lesiones.
Finalmente, las terapias equilibrantes del microbioma cutáneo buscan restaurar la barrera natural de la piel mediante el uso de prebióticos, probióticos y simbióticos. Estos activos fortalecen la defensa frente a agentes externos, mejoran la hidratación y promueven una piel más resistente y saludable.
Los resultados suelen ser visibles desde las primeras sesiones: una piel más limpia, luminosa y con menos brotes. Sin embargo, la especialista advierte que estos tratamientos no reemplazan la evaluación médica en casos de acné severo o inflamatorio. “El trabajo conjunto entre cosmiatras, dermatólogos y nutricionistas ofrece resultados más duraderos y seguros, porque aborda el acné desde sus causas internas y externas”, precisa Quincho.
Después de cada sesión, se recomienda evitar la exposición solar directa, mantener la piel hidratada, usar protector solar no comedogénico y seguir una alimentación antiinflamatoria. Además, una rutina diaria con productos suaves y adecuados al tipo de piel potencia los efectos de los tratamientos profesionales.
En definitiva, el manejo del acné va mucho más allá de “combatir granitos”. Según la especialista del Instituto Carrión, se trata de restablecer el equilibrio cutáneo y sistémico. Con la orientación de un profesional y la adopción de hábitos saludables, es posible recuperar una piel sana, equilibrada y libre de imperfecciones.
