Consejos para fortalecer la salud mental y enfrentar el pantallismo y el consumo temprano

Salud mental1

Lima, octubre de 2025.- La salud mental en el Perú se mantiene como un desafío urgente que exige mayor atención del Estado y de la sociedad. El deterioro del bienestar emocional se ha convertido en una realidad que afecta directamente a la vida diaria de millones de ciudadanos. La magnitud del problema se refleja en que el 30.9% de la población ha experimentado algún trastorno de salud mental, lo que posiciona este tema como una prioridad nacional que ya no puede postergarse. La salud mental debe dejar de ser considerada una deuda pendiente del sistema para convertirse en una política pública sostenida, con presupuesto adecuado, estrategias de prevención y una red de atención accesible para todos.

Esta reflexión formó parte de la Mesa de Diálogo organizada por El Comercio y ALAFAL, con el co-auspicio de Adium y Bagó, donde expertos destacaron los avances logrados en la cobertura comunitaria, aunque también coincidieron en que todavía existen brechas significativas. Los especialistas remarcaron que el estigma social continúa siendo una de las principales barreras, lo que impide que muchas personas busquen ayuda a tiempo, perpetuando silencios dañinos y aumentando el riesgo de crisis severas.

Además del estigma, la insuficiencia presupuestal limita el alcance de los programas existentes. Actualmente, el presupuesto destinado a salud mental no llega al 3% del presupuesto total del sector salud, cifra alejada de la recomendación internacional que plantea un mínimo entre 5% y 7%. Esta diferencia se traduce en limitaciones funcionales como falta de infraestructura, profesionales especializados insuficientes y un acceso desigual a servicios entre zonas urbanas y rurales.

La situación epidemiológica reciente evidencia la urgencia de adoptar medidas más efectivas. El 9.5% de los peruanos ha tenido pensamientos suicidas en algún momento de su vida y el antecedente de maltrato o abuso en la infancia afecta al 23.8% de la población. Estas cifras muestran cómo la violencia, el trauma y la falta de soporte emocional afectan profundamente el desarrollo y el futuro de miles de personas.

Los expertos también señalaron dos desafíos emergentes que afectan principalmente a niños y adolescentes. El primero es el pantallismo, una dependencia cada vez más frecuente hacia dispositivos electrónicos. Estudios realizados antes de la pandemia ya registraban que entre 23% y 24% de los escolares mostraban signos de uso problemático de pantallas. En la actualidad, se sospecha que esa cifra supera el 30%. El Dr. Alfredo Saavedra, Director General del INSM “Honorio Delgado Hideyo Noguchi”, advirtió que el pantallismo genera deshumanización y altera la capacidad de comunicación, lo que repercute en vínculos sociales más frágiles y mayor aislamiento emocional.

El segundo desafío es el inicio temprano del consumo de drogas. La Dra. Carmen Masías, Directora Ejecutiva de Cedro, señaló que sustancias como el alcohol y la marihuana ahora comienzan a consumirse desde los 13 años, un periodo especialmente sensible para el desarrollo cerebral y psicológico. Para la especialista, esta tendencia requiere intervenciones preventivas más agresivas dirigidas a escuelas, familias y comunidades.

A pesar de los riesgos, también se reconocieron avances importantes en la implementación del modelo comunitario de atención en salud mental. El Dr. Carlos Bromley, psiquiatra de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud, destacó que el país continúa abandonando el enfoque centrado en hospitales psiquiátricos para apostar por una atención cercana al entorno de cada paciente. Como resultado, el Estado ha implementado 293 Centros de Salud Mental Comunitarios (CSMC), 52 Unidades de Hospitalización en hospitales generales y 94 Hogares Protegidos. Gracias a esta expansión, la cobertura de atención creció del 21.8% en 2021 al 33.7% en 2023.

Sin embargo, persiste una clara desigualdad territorial. En zonas urbanas, la cobertura es de 25.9%, mientras que en áreas rurales solo alcanza 13.6%. Para enfrentar esta brecha, se está ampliando el uso de telemedicina, con servicios de teleorientación y telemonitoreo que permiten que especialistas ubicados en grandes ciudades puedan atender a personas en regiones alejadas.

El Dr. Julián Obregón, representante de ALAFAL, explicó que la industria farmacéutica está trabajando para asumir un rol estratégico que contribuya a combatir el estigma y garantizar acceso sostenible a medicamentos seguros y eficaces. La corresponsabilidad entre instituciones públicas, sector privado y ciudadanía se posiciona así como un elemento fundamental para lograr un sistema robusto.

Los especialistas también destacaron la importancia de la detección temprana por parte de familiares y amigos. Existen señales de alerta que deben ser tomadas en serio, como cambios en el patrón de sueño, aumento o disminución drástica de energía y la anhedonia, que es la incapacidad de sentir placer. El psiquiatra y psicoterapeuta Carlos Mendoza Angulo recordó que el comentario “él no era así” puede ser una de las claves iniciales para identificar que alguien necesita ayuda.

En casos de crisis o dudas, la población tiene acceso inmediato y gratuito a la Línea 113, opción 5, disponible las 24 horas del día. Este servicio, atendido por profesionales de psicología, brinda orientación y consejería continua y ha logrado convertirse en una herramienta vital para miles de familias.

El fortalecimiento de la salud mental en el Perú requiere una acción constante y multisectorial. La atención temprana, la educación emocional y la lucha contra el estigma representan los pilares para construir una sociedad más saludable. Los expertos coinciden en que invertir en salud mental no solo salva vidas, sino que también impulsa productividad, cohesión social y bienestar colectivo.

Related Post