Lima, diciembre de 2025.- En temporadas de alta afluencia como Navidad y Año Nuevo, cuando restaurantes, oficinas y comercios reciben a más personas de lo habitual, la limpieza y el orden se convierten en un factor determinante en la experiencia del cliente. Más allá del producto o servicio ofrecido, los espacios transmiten mensajes silenciosos que influyen directamente en la percepción de confianza, profesionalismo y bienestar.
En este contexto, la higiene funciona como un lenguaje no verbal que los clientes interpretan de forma inmediata. Un ambiente cuidado puede reforzar la decisión de compra, mientras que pequeños descuidos pueden generar rechazo o desconfianza, incluso sin que el cliente lo exprese abiertamente. Esta sensibilidad no es casual: de acuerdo con estudios de Kantar División Worldpanel Perú (2025), la categoría de productos de limpieza representa el 13% del gasto en bienes de consumo masivo en los hogares peruanos, ubicándose como la tercera más relevante después de alimentos y bebidas. La cifra confirma que la limpieza es un valor asociado al bienestar y a la calidad de vida.
“La higiene se ha vuelto un lenguaje silencioso. Las personas la interpretan rápidamente y construyen una opinión del negocio a partir de esos detalles. Lo que buscamos es que las organizaciones cuenten con productos accesibles para ofrecer una experiencia confiable y cómoda”, explica Aida Fe Cárdenas, Customer Marketing Lead Perú, Bolivia & Paraguay de Tork, marca global perteneciente a Essity.
Bajo esta premisa, la especialista identifica cinco señales de limpieza que los clientes perciben de manera inmediata y que cualquier emprendedor puede gestionar con prácticas simples, especialmente en momentos de alta demanda.
Dispensadores siempre abastecidos
Uno de los indicadores más evidentes de descuido es encontrar dispensadores vacíos o a punto de agotarse. La ausencia de papel higiénico, toallas de mano o jabón genera una percepción negativa inmediata y afecta la experiencia del usuario. Para evitarlo, es clave establecer rutinas de reposición por turnos y utilizar dispensadores de alto rendimiento que permitan visualizar el nivel de insumos. Esta práctica reduce quiebres de stock y transmite una imagen de orden y previsión.
Superficies limpias y ordenadas
La limpieza visible en mesas, baños, mostradores y áreas comunes es una de las señales más directas de profesionalismo. Superficies con manchas, restos o desorden comunican falta de control. Implementar protocolos de limpieza continua y emplear productos de secado rápido, adecuados para espacios de alta rotación, permite mantener una apariencia cuidada durante todo el día, incluso en horas pico.
Gestión adecuada de residuos
Las papeleras llenas, desbordadas o mal ubicadas generan una impresión negativa inmediata. Para los clientes, la acumulación de residuos es sinónimo de desorganización y descuido. La recomendación es contar con contenedores suficientes, bien distribuidos y accesibles, además de un plan de vaciado frecuente. La señalización clara también cumple un rol clave para orientar al usuario y mantener el orden en zonas compartidas.
Uniformidad en la calidad de los insumos
El uso de materiales inconsistentes —por ejemplo, papeles de baja calidad o diferentes tipos de insumos en un mismo espacio— transmite desconfianza y resta coherencia a la experiencia. Optar por soluciones estandarizadas y líneas especializadas, como Tork Universal, que ofrecen durabilidad y rendimiento, permite garantizar una experiencia de higiene homogénea, funcional y alineada con la imagen del negocio.
Limpieza frecuente de puntos de contacto
Manijas, barandas, dispensadores y otras superficies de contacto frecuente son observadas, aunque no siempre de forma consciente. La falta de limpieza en estos puntos incrementa la percepción de riesgo e incomodidad. Por ello, se recomienda programar momentos específicos de desinfección a lo largo del día y utilizar productos de alta durabilidad que ayuden a reducir la contaminación cruzada entre usuarios.
Respaldar estas prácticas con productos eficientes y accesibles permite que los negocios mantengan estándares elevados sin complejizar su operación diaria. En un mercado cada vez más competitivo, la limpieza deja de ser un aspecto secundario para consolidarse como un elemento estratégico en la construcción de confianza y fidelización del cliente. Cuidar estos detalles no solo mejora la percepción del espacio, sino que refuerza la reputación del negocio a largo plazo.
