Lima, octubre de 2025.- Aunque muchas veces se asocia al cáncer con la adultez, esta enfermedad también afecta a adolescentes y adultos jóvenes. De acuerdo con el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, cada año se diagnostican alrededor de 1.3 millones de casos en personas de entre 19 y 39 años en todo el mundo.
En este grupo etario, las neoplasias más comunes son las de mama, tiroides, testículo y piel. También se presentan tumores en el encéfalo, sistema nervioso central, cuello uterino, colon, además de leucemias, linfomas y sarcomas.
El Dr. Yan Carlos Vargas Caycho, radio oncólogo y director de Oncodrip, resalta la importancia de no minimizar el riesgo: “Cuando una persona conoce los antecedentes médicos de sus abuelos, padres, tíos o primos, tiene la oportunidad de realizarse controles periódicos y adoptar hábitos más saludables”, afirma.
Prevención y factores de riesgo
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que al menos un tercio de los tumores malignos podría prevenirse con decisiones de estilo de vida más saludables. Estas incluyen una alimentación balanceada, práctica regular de actividad física, control del peso, vacunación contra el Virus de Papiloma Humano (VPH) y la hepatitis B, evitar el consumo de tabaco y moderar la ingesta de alcohol.
No obstante, existen tipos de cáncer con fuerte componente hereditario, como el de mama, colon u ovario. Por ello, conocer el historial médico familiar permite iniciar tamizajes a edades tempranas o acceder a pruebas genéticas preventivas.
Señales de alerta
El cáncer en jóvenes puede presentar síntomas diversos, entre los que destacan:
- Hinchazón inusual o aparición de hematomas anormales.
- Cambios en la visión, audición, el habla o el equilibrio.
- Dolores de cabeza persistentes y fatiga crónica.
- Pérdida de peso inexplicable, sangrado anormal o presencia de bultos.
- Sudoración nocturna excesiva, ganglios dolorosos tras consumir alcohol o picazón continua.
“Si estas manifestaciones se repiten, lo mejor es acudir a un médico para un control completo”, recomienda el Dr. Vargas Caycho.
Tratamientos disponibles
El abordaje depende del tipo de cáncer y del avance de la enfermedad. Los tratamientos más comunes son:
- Cirugía: busca extirpar el tejido canceroso y puede ser ambulatoria o requerir hospitalización.
- Quimioterapia: administrada en algunos casos sin necesidad de internamiento, aunque con posibles efectos secundarios como fatiga, náuseas o caída del cabello.
- Radioterapia: utiliza haces de alta energía y suele ser indolora, aunque puede ocasionar molestias temporales como vómitos o mareos.
El especialista subraya que el diagnóstico temprano, acompañado de una adecuada orientación médica, puede marcar una diferencia significativa en la recuperación y calidad de vida de los pacientes jóvenes.