CAPECO: “La construcción caerá irremisiblemente en el 2023 y la vivienda social está en riesgo de paralización”
El Producto Bruto de la Construcción disminuyó 8.8% en el mes de julio, según estimación del INEI, con lo que el sector ha sumado siete meses sucesivos a la baja. “Esta caída es mayor a la que proyectó CAPECO en la anterior edición del IEC (4.9%), debido fundamentalmente a la sensible contracción del avance de obra pública (-16.6%)”, indicó Guido Valdivia, director ejecutivo del gremio. Entre enero y julio, la actividad constructora se retrajo 8.9%, su peor resultado del último decenio, con excepción del mismo periodo del 2020. Después de la pesca, cuya caída es estacional, la construcción fue el sector con la tasa negativa más intensa.
Para CAPECO, el PBI construcción también se contraerá en agosto a un ritmo de 7.9%, debido a que tanto a la disminución de 10.1% en el consumo de cemento (completando un año consecutivo en negativo) y de 2.2 en el avance de obra pública (por tercera vez en los últimos seis meses). De esta forma, la actividad constructora experimentaría una baja de 8.8% entre enero y agosto del presente año y de 4.0% en el periodo anual setiembre 2022 – agosto 2023. El BCRP ha ajustado hacia la baja su pronóstico sobre el desempeño de la construcción al cierre del 2023, pasando del 0.0% estimado en su reporte de inflación de junio a -3.7% en el de setiembre. En agosto, el MEF actualizó el Marco Macroeconómico Multianual 2023-2026, en el que proyectó una contracción de 3.4% en el sector construcción para el 2023, corrigiendo su pronóstico de un leve incremento de 0.5% registrado en su informe del mes de abril. Estas tasas son muy cercanas al -3.3% que las empresas del sector construcción, entrevistadas por CAPECO para su IEC 68, esperan para su nivel de operaciones al cierre del presente año. A ello se agrega que cuatro consultoras privadas también coinciden en que el PBI de la construcción disminuirá, registrándose un rango de proyecciones que va de -1.7% a -6.7%, siendo el promedio de -3.9%. “Para cumplir con la estimación del BCRP, la producción sectorial debería incrementarse en 4.5% durante los últimos cuatro meses del año”, alerta Valdivia en el último IEC de CAPECO. En cuanto al desempeño de la actividad constructora durante 2024, el instituto emisor ha mantenido su estimado de junio (subida de 3.2%), mientras que el MEF redujo en medio punto porcentual su proyección de abril, situándola ahora en 3.0%.
Por otro lado, el sector inmobiliario también se contrae y la minería tendrá dos años a la baja. “Como el IEC viene registrando desde hace varios meses, las expectativas para el presente año se han venido deteriorando en los distintos segmentos del sector construcción”, asegura CAPECO. En cuanto a vivienda, el desembolso de créditos hipotecarios entre agosto 2022 y julio 2023 se contrajo 24.1% respecto al periodo anual inmediatamente anterior, situándose en 34,600 préstamos. CAPECO informa que apenas el 32.2% de los créditos financiados con recursos de Mivivienda S.A. sirvieron para adquirir viviendas fuera de Lima Metropolitana en los siete primeros meses del año. “La menor proporción de los últimos trece años. El 78.0% de los préstamos concedidos con dinero de Mivivienda se concentró en los bancos, la participación más alta desde el 2012” expresó Valdivia.Con referencia al empleo, alrededor de 370 mil personas se encontraban laborando en el sector construcción de Lima Metropolitana durante el trimestre móvil junio – julio – agosto, lo que implica una disminución de 13.7% respecto al año previo, aunque respecto al trimestre móvil precedente se ha experimentado una subida de 4.9%. La tendencia del precio del ladrillo de arcilla también confirma la contracción de la construcción y el empleo informal. “En agosto de este año, este índice experimentó un decrecimiento de 11.1% en comparación con igual mes del 2022 y de 13.6% respecto de noviembre del 2021”, explica Guido Valdivia
La vivienda social amenazada
En su anterior edición del IEC, a propósito del llamado relanzamiento de Mivivienda, CAPECO efectuó un análisis detallado de una serie de iniciativas que esta entidad se proponía implementar y que afectaban sensiblemente el funcionamiento del mercado residencial, en particular en el segmento de vivienda de interés social. Entre esas iniciativas se mencionaron, la decisión de que Mivivienda deje de financiar la adquisición de viviendas con precios entre 343,900 y 464,200 nuevos soles (el llamado Rango 5) y eliminar el subsidio de 3,500 soles a aquellas cuyos precios oscilan entre 232,200 y 343,900 soles (Rango 4). CAPECO señalaba que se trataba de medidas inoportunas “debido a que se ponen en marcha en el momento en que Mivivienda ha alcanzado una significativa presencia en la atención de estos segmentos del mercado”, precipitadas en razón de que “se han implementado abruptamente, sin considerar los proyectos que se encontraban en curso y sin dar tiempo a promotores e instituciones financieras a prepararse a estos cambios” y contraproducentes porque, “dada la concentración de oferta en estos segmentos, lo más probable es que se reduzcan las ventas en esos rangos pero no se coloquen viviendas en los segmentos vulnerables a los que se desea atender”. “En el pasado (concretamente en el año 2017), se intentó implementar medidas similares y los resultados fueron catastróficos para la vivienda social”, aseguró el director ejecutivo del gremio.
“A estos problemas, se ha agregado uno cuarto que es tan o más importante”, asegura CAPECO. Se trata de la decisión de no asignar recursos para financiar el Bono del Buen Pagador – BBP que se emplea en el crédito Mivivienda en el proyecto de Presupuesto General de la República – PGR para el 2024. En los dos últimos años, en el presupuesto de apertura se consignaron 75 millones de soles para el BBP, pero estos presupuestos fueron incrementados en 231.9% en el 2022 y en 127.0% en el 2023 porque las metas inicialmente de colocación de este producto fueron largamente superadas. “Al no considerar ni un sol en el proyecto de PGR para el crédito Mivivienda se da una pésima señal a los promotores inmobiliarios y a las instituciones financieras que participan de este programa, respecto a su continuidad y a la prioridad que le otorga el actual gobierno”, alerta Valdivia.
Para el gremio, esta incertidumbre puede afectar la percepción del mercado de valores sobre los flujos futuros de Mivivienda, lo que explica la carta que ha dirigido la entidad a la SMV calificando esta situación como un “hecho de importancia” y comprometiéndose a “colaborar y proporcionar la información a los sectores pertinentes de cara a que se asigne el presupuesto para el Bono del Buen Pagador”. “Pero probablemente lo más dañino de todos estos asuntos es que genera desconfianza y desaliento entre los ciudadanos que apuestan por una solución formal a sus necesidades habitacionales, muchos de los cuales deben comprometerse a programas de ahorro previo para acceder a un crédito hipotecario que, por lo menos desde hace varios meses, no está disponible para ellos”, indica el director de CAPECO.
“Es urgente que el Ministerio de Vivienda ejerza con firmeza sus competencias en materia de vivienda y desarrollo urbano, para asegurar que exista una oferta de vivienda social. De lo contrario, continuará el debilitamiento de una política pública que ha superado las limitaciones institucionales y presenta los niveles más altos de ejecución, de retorno de las inversiones y de impacto en la inversión y el empleo, y que es en la actualidad casi el único componente de la actividad constructora que presenta posibilidades de una recuperación rápida y extendida”, asevera CAPECO.
Para finaliza su informe, CAPECO asegura que la actividad constructora y la inversión experimentarán una importante caída en el 2023 y podrían experimentar una leve recuperación en el 2024. Sin embargo, la magnitud de estos comportamientos dependerá fundamentalmente de dos factores. Primero, de la intensidad del Fenómeno El Niño – FEN y de su fecha de inicio. En segundo lugar, la performance de la construcción en el corto plazo se verá afectada sensiblemente por el desempeño de la actividad inmobiliaria, en particular de la vivienda social, que en el 2022 alcanzó cifras récord y que hoy se encuentra casi paralizada por cuestiones ajenas a la dinámica del mercado.