Reciclaje químico: La apuesta tecnológica para sustituir el uso de materiales fósiles en la producción de plásticos
Un estudio de la OCDE del 2022 muestra que la producción mundial de plásticos alcanza los 460 millones de toneladas y representa 3,4% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
En nuestro país la situación no es muy diferente. Actualmente, en Perú se usan al año aproximadamente 30 kilos de plástico por ciudadano. En Lima Metropolitana y el Callao se generan 886 toneladas de residuos plásticos al día, representando el 46% de dichos residuos a nivel nacional.
La buena noticia es que el camino hacia la economía circular se fortalece cada vez más, gracias al trabajo colaborativo de todos los eslabones de la cadena de valor: proveedores, clientes, propietarios de marcas, cooperativas, start-ups. Los desafíos son gigantes y la industria no se ha mantenido al margen, realizando importantes esfuerzos en el reciclaje mecánico y químico, balance de masas y logística inversa. Todos ellos con el objetivo hacer del plástico un producto más sostenible, contribuyendo a su uso más eficiente y a su inserción efectiva en la economía circular.
El reciclaje avanzado, conocido como reciclaje químico, es una nueva línea de investigación de las empresas que está comenzando a dar resultados y debería evolucionar mucho a medio plazo. Uno de sus retos es garantizar que el resultado del proceso sea siempre el mismo, que siga una norma.
BASF ha logrado importantes avances y ya ofrece una serie de productos con la etiqueta Ccycled, que utiliza el equilibrio de masas para fabricar nuevos materiales, como la poliamida flexible, destinados al envasado de alimentos.
“El reciclado químico utiliza residuos plásticos de reciclaje complejo, como neumáticos al final de su vida útil o envases domésticos mixtos, y devuelve la materia prima reciclada para alimentar el inicio de la producción, realizando una sustitución parcial o total de los insumos de origen fósil. Son resultados muy prometedores, que también contribuyen a reducir la huella de carbono de los productos”, explica Juan Marcos Olivera, Especialista en soluciones de reciclaje para América del Sur, BASF.
Y agrega, “estamos abocados al desarrollo de materiales reciclados que sean reciclables en el futuro, es decir, tenemos que pensar en el reciclaje desde el diseño de un envase para que realmente se integre en una economía circular con múltiples vidas útiles”.
Así, el reciclaje “tradicional” o mecánico avanza a metodologías que permitan mejores resultados. Por ejemplo, facilitando la separación adecuada de los tipos de polímeros, a través de una limpieza que elimine todos los residuos y contaminantes y, por último, con el uso de tecnologías que añadan calidad al plástico, como la coloración adecuada y la conservación de sus propiedades mecánicas, haciendo que el reciclado sea apto para nuevas aplicaciones.
“En América del Sur tenemos diferenciales competitivos muy interesantes en relación con la economía circular de envases. Nuestra matriz energética basada mayoritariamente de fuentes renovables entrega una oportunidad única en avances hacia el carbono neutral. Al mismo tiempo, existe una amplitud de oportunidades de negocios que fomentan el rápido desarrollo del reciclaje y en esto contamos con el compromiso de cada eslabón de la cadena lo que nos da ventajas sustantivas”, concluye Juan Marcos Olivera.