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117 ollas comunes se beneficiaron con alimentación segura y balanceada gracias al trabajo del Banco de Alimentos Perú y Save the Children

De acuerdo con el Informe del estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo -SOFI 2022-, más de la mitad de la población nacional se encuentra en situación de inseguridad alimentaria. Esta información confirma los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y agricultura -FAO, que indica que para julio del 2022, casi 80% de los peruanos redujeron la cantidad de alimentos de su dieta diaria, se saltaron una comida o pasaron hambre por un día o más. En este contexto, según la Defensoría del Pueblo del Perú, las Ollas Comunes son fundamentales para enfrentar el hambre en el país.  

“A veces, cuando no teníamos plata, ayudábamos. De vez en cuando comprábamos fruta, porque las frutas cuestan caro”.

Valentina* niña de San Juan de Lurigancho que asiste a Olla Común.

En respuesta a esta necesidad, Save the Children y el Banco de Alimentos Perú implementaron el proyecto “Ollitas, juntas le ganamos a la crisis alimentaria” para apoyar a 117 Ollas Comunes de Ate, Pachacamac, San Juan de Lurigancho, San Juan de Miraflores, Ventanilla, Puente Piedra y Santa Rosa, logrando que 9,099 personas vulnerables accedan a una alimentación saludable y nutritiva, sumado al fortalecimiento del liderazgo comunitario y protección contra la violencia.

En esta intervención destaca la realización de 40 sesiones de capacitación sobre el valor nutritivo de los alimentos, dietas balanceadas, gestión del ahorro, habilidades blandas y la promoción de prácticas recomendadas de Nutrición Materna, Infantil y del Niño Pequeño en Emergencias (MIYCN-E). Así, se logró que el 75% de las Ollas Comunes brinden almuerzos saludables y balanceados a sus socios.

“Me siento alegre. Ahora que mis hijas comen acá, no pago ni un sol. El desayunito ya les preparo para mis hijas, ya hay un apoyo más acá”.

Yonilda, cocinera de una Ollita

Complementa la intervención, la entrega de menaje y ollas semiindustriales, para la preparación segura de alimentos, a las ollas comunes más vulnerables. Así como la entrega de tanques para el almacenamiento de agua y kits de agua segura a las familias, para implementar nuevas prácticas de inocuidad en el manejo de los alimentos e higiene en la población, logrando que el 76% de Ollas Comunes participantes del proyecto implementen prácticas de salubridad.

“No tenemos mayor información de cómo mantener limpia el agua. Los niños cuando no hay una buena higiene van a estar afectados en su alimentación. Al no haber higiene cogen sus alimentos con la mano sucia y puede haber cuadros de diarrea. Esos kits nos va ayudar bastante a mejorar nuestra salud. Vamos a poder purificar nuestra agua para nuestro consumo y lavar las frutas y verduras”

Vecina del distrito de Santa Rosa

Es importante resaltar que se rescataron y distribuyeron 75.6 toneladas de alimentos, principalmente frutas y verduras, y que, más de 200 personas líderes de las ollitas fueron capacitadas en este proceso, las cuales podrán replicar la información en sus ollas. En ese sentido Daniela Osores, gerente general del BAP, manifiesta “Hoy más que nunca, el trabajo de las Ollas Comunes es clave para enfrentar la inseguridad alimentaria. La dedicación de las mujeres que lideran este tipo de iniciativas de emergencia alimentaria es admirable, pues incluso ellas se encuentran en situación de pobreza, desde el BAP, seguiremos contribuyendo con la alimentación de más de 300,000 peruanos en esta lamentable situación”.  

Al finalizar la intervención en el mes de febrero, se realizaron dos campañas de salud integral en la que se realizó el descarte anemia en niñas y niños, “puesto que una de las ambiciones de Save the Children en Perú al 2030 es que ningún niño o niña menor de 5 años muera por causa prevenible”, lo indicó Roxana Pingo Gerente de las oficinas de la Macrorregión Centro Sur

Tras la intervención, las usuarias de las 117 ollas mostraron una satisfacción y agradecimiento por las acciones brindadas en el proyecto.

“Ahora que ya me informé de la ollita ya como fruta casi todos los días. Si no fuera por esos alimentos no estaría atenta. Esos alimentos que yo consumo son buenos para mí. Yo quisiera que lo demás niños vayan a la ollita, hay algunos niños que no tienen de qué comer porque los alimentos cuestan caros”      

Valentina*