¿Qué va a pasar con los modelos de competencias deportivas tras el Covid-19?
Europa frente a Norteamérica. El deporte moderno frente al tradicional. Un modelo capitalista frente a la meritocracia deportiva. En la industria del deporte conviven actualmente dos corrientes de pensamiento en torno a cuál es la fórmula óptima para gestionar unas competiciones que, gracias a la televisión, se han convertido en verdaderos productos de entretenimiento.
Hasta ahora, ambos modelos convivían en armonía, pero las diferentes velocidades de crecimiento de los clubes, ambiciones globales y, sobre todo, la crisis provocada por el Covid-19, ha puesto a prueba las costuras del modelo europeo. ¿Sobrevivirá?
El informe de Sports Management School Barcelona, ¿Un nuevo mapa de competiciones en la era pos-COVID-19?, elaborado por el docente Marc Menchén – Fundador de 2Playbook y cofundador de Palco23-, repasa cómo la crisis económica provocada por el Covid-19 puede acabar suponiendo un acelerador para la reforma de la pirámide competitiva en Europa. Un sector en el que desde hace años hay voces que abogan por torneos supranacionales más fuertes.
Mientras en Europa los clubes pierden poder sobre el marco regulatorio en cada paso de la cadena de valor y realmente solo tienen fuerza decisoria en sus respectivas ligas nacionales, que sin embargo, siempre deberán estar coordinadas con la federación, en Norteamérica las franquicias son las propietarias de la compañía que gestiona sus respectivas competiciones y todo cambio debe ser ratificado por estos dueños. Sus poderes son absolutos.
Un claro ejemplo de la estabilidad que da al negocio el modelo cerrado de competición se ha podido comprobar con la crisis provocada por el Covid-19. Mientras en Estados Unidos se han alcanzado consensos amplios por parte de las franquicias, en Europa ha habido un fuerte debate por las diferentes fórmulas elegidas para poner fin a los torneos.
Marc Menchén aborda el marco de las competiciones de diferentes disciplinas del deporte, desde el fútbol hasta los eSports, y muestra cómo sectores como el tenis, el motosport o los eSports tienen un sistema de regulación privada más arraigado.
Por tanto, el objetivo no es otro que encaminar hacia la sostenibilidad y la profesionalización a disciplinas como el balonmano o el baloncesto, que en el ámbito nacional tienen muchas más dificultades para ofrecer un producto audiovisual y comercial atractivo para los inversores. Son ideas que se trabajaban de forma sutil, pero que ante los problemas que pueden tener pequeños clubes para sobreponerse a la crisis, pueden facilitar que aquellos con mayor potencial acaben remando con más intensidad hacia modelos en los que la competición europea predomine sobre la nacional.
Se trata de agregar valor y buscar sinergias en un momento complicado, como también muestra la propuesta de fusionar la ATP y la WTA en una única gestora del circuito profesional de tenis. En un momento de fuerte fragmentación de la oferta, la comercialización de activos en mayor volumen y a mayor escala puede ser la tabla de salvación para muchos deportes en la alta competición.