Más de 25 000 peruanos tiene luz en el hogar gracias a proyecto de acciona.org
La realidad geográfica de muchas regiones del Perú provoca que miles de familias enfrenten a diario dificultades para acceder a servicios básicos como la electricidad, un contexto que llevó a acciona.org a poner en marcha en el 2009 su programa “Luz en Casa”. La organización acaba de concretar la tercera fase de esta iniciativa en la Amazonía peruana, que hasta el momento ha permitido llevar luz y otros servicios a 25 000 personas cuyos hogares se ubican en zonas de difícil acceso en las regiones de Cajamarca y Loreto.
“En el 2009, el Perú presentaba uno de los índices más bajos de acceso a la energía en la región, ya que a pesar de los esfuerzos del Gobierno, las condiciones técnicas y económicas hacían poco viable pensar en la extensión de redes convencionales en zonas rurales muy aisladas, sin accesos y con una geografía muy complicada. Esta es una de las razones por las que se decidió poner en marcha esta iniciativa en Perú, empezando entonces en Cajamarca, una de las regiones más pobres y afectadas del país”, comenta Jessica Olivares, gerenta de acciona.org en el Perú.
El programa “Luz en Casa” comenzó en Cajamarca, llevando electricidad por primera vez a comunidades aisladas de la región, y desde el 2016 se extendió a la Amazonía. El proyecto tiene como propósito facilitar el acceso a la energía básica de las comunidades rurales aisladas, en donde se concentra la pobreza y que, en el corto o mediano plazo, no tienen previsión de ser atendidas por otros medios convencionales al no estar consideradas en planes de electrificación rural. Actualmente, Luz en Casa Amazonía se implementa en 30 comunidades rurales aisladas de las cuencas de los ríos Napo, Ucayali y Amazonas, habiendo cerrado su tercera fase con más de 7400 peruanos beneficiados en la región y 25 000 en todo el país.
Esta oportunidad representa para las familias atendidas una mejora en su calidad de vida, con beneficios en ejes importantes del desarrollo humano, tales como educación, salud, seguridad, economía y acceso a la información. El modelo se enfoca en la sostenibilidad a tres niveles: económico, medioambiental y social.
Olivares explica que como parte de la cadena de valor en cada comunidad a la que llegan, “se promueven capacidades individuales y comunitarias, destinadas a emprendedores y técnicos locales encargados de las acciones en campo y empoderando a sus propias organizaciones”.
Un cambio de vida
Contar con el servicio básico de energía es primordial para preservar la calidad de vida de las personas. En este sentido, Magno Valera Manuyana, usuario de la Comunidad de Huacrachiro en el Distrito Puinahua, comenta lo mucho que ha impactado en su vida poder tener este acceso: “Nos ha mejorado la calidad de luz porque anteriormente nos alumbrábamos con un mecherito que le llaman lamparín y usa petróleo, sufríamos mucho para cargar el celular, si no se tenía un grupo electrógeno había que correr lejos para cargarlo; cada día pagábamos un sol y ahora estamos muy contentos con la luz y con el costo. Mis hijos están en la primaria y en la secundaria, ahora les han repartido tablets a los muchachos y ahí (SFD) se recargan. También hacen tareas en la noche, lo que antes no podían.”
El relato de Magno Valera es una demostración que la electricidad es un medio de soporte para la pandemia, ya que, al estar cerradas las escuelas, miles de estudiantes pueden acceder a educación a distancia y a muchos otros beneficios, como hoy lo hacen sus hijos.